del sonido

El ruido no cesa... el bullicio viene de adentro... había logrado abstraerse del tumulto que lo rodeaba... las voces se había perdido como si hubiese caminado hasta un punto apartado de las conversaciones... pero seguía allí, entre la gente... el sonido del río era lo único que escuchaba, había logrado silenciar todo a su alrededor, no nada más las voces, también había logrado enmudecer al aire sumbando en sus pabellones, el sonido de los pájaros de aquel bosque frondoso, el delicado sonido de las caricias del dignatario del norte a la ramas de los árboles, pero el sonido no cesaba, no podía abandonar la ciudad en su cabeza, es como si estuviera en el centro de una máquina, como si lo hubieran seguido hasta este lugar las emergencias de una bulliciosa casi maliciosa ciudad, como si llevara el sonido de la fiesta permanentemente recidiendo en su martillo; buscaba con los ojos a que asirse... sentía que a pesar de no poderse mover algo lo regresaba vertiginosamente al lugar del que había salido en frenética huida, llevaba la mirada de un lado a otro arriba abajo pero a orillas del río no había nada más que arena. Aterrorizado bajo las manos de sus rodillas, a lado de sus piernas, y las enterró en la arena esperando eso lo ayudara a que darse allí... los ojos se le llenaban de lágrimas a falta de parpadeo, imagino por un segundo que la gente que lo mirase podría pensar que el señor tenía cólicos extremos, con esas risas sardas, el joven se dio cuenta que a pesar de asirse a la tierra el terror lo había regresado a la confusión de la ciudad, no podía distinguir nada más que el ruido dentro de su cabeza... Rodaron un par de lágrimas y rompió en sollozo... NO lo había logrado... el río ni si quiera se hizo presente, allí frente a el corría alegre el agua y el ya no la escuchaba... no podía imaginar que en las condiciones en que el recuerdo lo había dejado el río le hablara... sabía que tenía que dormir....

asi... llena de duda

se cierra la ventana,
la luz entra callada entre las percianas,
se ha quedado todo en silencio,
las pupilas se ajustan,
parpadeo...
y tu...
tu te vas a urtadillas
la luz ondula sollozando de la perciana al piso...
se rompe en un rebote tímido,
el girovago se ha roto
y el navío ha quedado sin rumbo
y tu...
tu giras sobre tus tobillos en graciosa huida
el día,
todas las constelaciones
huyen en tu estela
y la noche se queda oscura
y tu...
tu agrupas tus dudas en la comisura de tus labios

Río

Ya no te veo... tu vaho a desaparecido sin dejar rastro... el recuerdo de ti se ha borrado sin más... El río a crecido, su rumor silencia todo a su alrededor. Todos dejan sus conversaciones y respetuosamente escuchan lo que el río tiene que decir... quien entiende baja el rostro y medita un poco las razones por las cuales decidió emprender el viaje en busca de él.