Te voy a odiar para ver si así te olvido

Tengo que expulsar de mi tanto dolor y no sé como hacerlo pues en este momento mi dolor eres tú y no quiero expulsarte de mí porque aún guardo la esperanza en un frasco anaerobio aunque sé que va muriendo poco a poco, lágrima a lágrima.



Aprieto los párpados para dejar de imaginarte, entierro la punta de mis dedos en córneas que te vieron, córneas que guardan entre el iris y el vidrio el fantasma de tu recuerdo.Te quiero odiar pero te quiero y no me quiero odiar a mi mismo, porque tú eres parte innegable de mí.Se cierran la ventanas, se cierra el cuarto y me refugio entre mis brazos, a falta de los tuyos, alambres de púas malditos en ganas, en deseos reprimidos.



ERRANTE HIPOTENUSA LOCA, DODECAEDRO LACERANTE… TU RECUERDO.




Algo se pierde de mi cada vez que te veo... soy autófago, ave sin brújula, giróvago sin osa, prisionero de mi mismo, vagabundo estático, oxígeno sin O=xígeno… ese soy yo.

Oráculo avisionado crimen perpetrado, ofidio, ósculo olvidado mal colocado, vacuidad, suspiro gastado, visita inoportuna, argonauta estúpido perdido en su vasta terraignóminia, ojos que no quieren ver… eso eres tú.

Ya no te imagino daga hiriente; ya no cierro los ojos y trato de verte… santa inquisidora, egosoluta, segunda, alúmina… ya me es suficiente tu dolo braza viva… ya es momento de dejarte caer en el pozo, oscura… de enterrar el cadáver de tu recuerdo fétido en dolor a un lado del camino para que todo aquel que te vio y se enamoró de la imagen equivocada tuya, te olvide o sólo te recuerde en pesadillas.

Cerco Metálico

Han llamado a la puerta
y me he asomado,
como se asoman los que tienen miedo,
con la esperanza de que seas tu...

no eras...
otra vez,
no eras.

He salido de casa
y me he sentado en tú mesa,
imagino tu prescencia...

y, no estas...
otra vez,
no estas.

He soñado contigo
y en sueños
te he querido tocar,
pero no eras....

otra vez,
no eras.

El cerco metálico me abraza
con su ternura oxidada
y su fría protección...

me refugio
en tu imagen
y otra vez...
no estas.

E U L

E U L
Es Un Le
Eso Une Ley
Esos LUnes Lejos
Eros, Único Leon
Ergo Universo Lleno
Errante Union Llana
Erase Un yo Llorando
Irascible Un Dios Orando
Iracundo, Único Ostentando
delirantes enigmas portentosos
doplorables enemas por pretenciosos
loables estigmas los pro-novedosos
Llegando al camino de Un nuevo Dios soso
Ligando viejos y nuevos sentidos filósofos
Cambiando Vientos y Levantando patéticos abrojos
ambientando mundos y reinando en sentimientos rígidos
Ambiguoideaevolucionantemetafilosóficaoccidentalizadacristoflagelante.

Enmudecido

He enmudecido… parece que tu Universo nunca termina… caminar así contigo, respirar al unísono y dar un paso atrás para verte caminar por delante es un absoluto… me has tocado aun cuando parezca físicamente imposible… me has regalado un respiro en la torva de emociones… me acompañas, me llevas, te llevo, te acompaño… gracias niña hermosa por ser la mujer de mi vida, por enloquecerme de esta manera, por romper la desesperanza con tu voz en la callada grupa de la noche… gracias por estar acá, tras mi hombro, en mis silencios, en mi cada respiro acallando el dolor y regalando un “allí un mañana” en la paz del vaho de una esperanza…

He Visto

He permeado mi alma

con todos tus instantes;

he cerrado los ojo

ante el beso anhelado; (en tu presencia)

he compuesto para ti

el amanecer de todos mis días; (un amanecer)

he sellado mi hogar

para que no se escape tu esencia,

he llenado las maletas

con el mar que me condujo hasta ti,

he visto tus ojos correr al horizonte,

he visto tu boca cerrar la noche,

he visto tu cuerpo abrazar el sereno,

he visto el principio de todo en ti,

he visto, en ti, la ventana vertical que se abre al Universo,

he visto la crisálida, nacer mariposa

en tu sonrisa (en la sencillez de tu sonrisa),

he visto en tus geografías

los anaqueles de 7 espejos,

he visto en tu rostro sereno

mi vida sin agonía,

he vertido mi esperanza

en los vestidos de tus misterios,

he visto tu espíritu

posar en la flores de mi edén, (recorrer mi jardín)

he visto las calles de mi pueblo

portar orgullosas tu nombre,

he visto mis mazmorras

volverse aves en tu aliento,

he visto tu alegría,

tu tristeza…

he visto a la preocupación

tomar tu rostro por sorpresa,

he memorizado tu cuerpo

tu voz

tu sueño

tus manos,

he visto tu alma,

he visto nuestro sin presente

entrelazarse en dulce caricia,

pero,

sobre todo…

… he visto el futuro.

Hacerte Diosa

Llenar mis conos de tu imagen,

fragmentarme en aves

para poder recorrerte en silencio;

correr en ti,

habitante de tus poros,

hacerte un segundo eterno;

respirar en ti,

en mi,

en re,

en do;

jugar en el rio que se forma cada vez que se curvean tus labios,

hacerte musa

para cerrar el mundo en tus labios

y perderme en el valle de tus hombros

sencillo,

totalmente enamorado.



Respirarte por un segundo,

hacerte, en mis brazos, milenaria…

correr en ti en estas líneas…

hacerte Diosa en mis labios…

El Amanecer de Tu Nombre

Rompio en un grito

el amanecer de tu nombre,

durmió la noche

con la esperanza

de volverte a ver.



Exprimieron las hojas

las últimas lágrimas

que en la obscuridad acumularon.



Viene el aire apagando el sueño,

despierta el Universo…

…deseando estar a tu lado.

Eterna

Te regalo ésta noche…

eterna en el anhelo tímido de tus labios…

te hago presa de esos segundos…



… dejar el tiempo en libertad

dejar correr el viento por el huerto

dejar que las caricias se acumulen

dejar que mi voz se mezcle con la tuya

en un mañana

levanta al Universo

de su gráveda caída.



Aquí te espero con los brazos en paz…

en pos de compañía…

… para ver si así nos sumergimos

en un “quien sabe”

llenos de risa.

Dos días son suficientes

Dos días se abren en silencio…

Dos días te he visto amanecer

y es suficiente

para saber que estoy vivo.

para que te quedes

He vertido tú imagen

al lago de mi Universo,

le he dado un sorbo para saberte aquí…



… se coronan los segundos

llenos de fiesta…



… te hago eterna,

… te recorro con los ojos cerrados

para el pueblo de mi alma…

… te hago Diosa

… presente

… te hago, en estas líneas,

condimento del mañana…

… te hago Norte

… barca…



Cierro las manos sobre mi frente

para que no escape tu voz…

… para que no salgas de mi huerto…

… para que te quedes

cierro la tierra en tus manos…

Perderme

Perderme en tus ojos;

perderme en el hago de tus manos;

perderme en tus labios;

perderme en tu nombre

como la noche pierde el mañana:

perderme contigo

durante un par de segundos

en lo que te saludo;

perderme en tu imagen

cuando regreso el recuerdo a tu sorpresa;

perderme en el Universo que nos une;

perderme en las ganas de verte;

perderme hoy;

perderme mañana;

perderme para siempre…

Del Hola al Ahora

De un hola

a un adiós

a un al rato

a una sonrisa

al querer tenerte,

aquí,

ahora!!!

Tenerte

Tenerte sin miedos…

aquí…

donde caen las palabras…

donde las corneas florecen…



Tú…

… tus ojos…

… tu boca…

… tu noche…

… tu ahora…



Tenerte aquí…

… tenerte musa,

ninfa…

… perfectamente humana,

hermosa,

con el decir de tus manos,

con el pasado de tus pies…

Tenerte lejos…

… como una nube

y hacerte lluvia

(mujer de las mujeres)…



Pero tenerte sin miedo

Para tenerte sin miedo,

como la primera,

como la última…

… para tenerte y ya

Sabiendo lo que sé

Sabiendo lo que sé
A veces,

es mejor no verte

y saber que no estás…

… que verte…

… y saber que no estás.

Diferencia

No me gusta tenerte en mitades,

me gustaría beberte entera,

no a sorbitos.



Me gustaría saberte sin condición

y no sé que hacer

cuando te tengo que aceptar

asi, llena de miedos,

de pausas (de cosas que trabajar).



Me gustaría saber que hacer de ti,

trato de reconstruir tus dejos

para ver si te armo

o simplemente…

vamos a seguir jugando

al “cuando quieras”.

Correr inapropiado

Correr inapropiado

por el silencio…

… tenerte una incógnita

y saberte perdida desde el primer día

es peor

que saberte querida

en este instante

donde dejamos que las frases

de nuestros labios

se besaran.

Es Mejor

Es mejor tenerte desnuda…

… que vestida de muerte

rondando mi silencio…

El Marqués y las Hormigas

Uno de los sirvientes traía amordazado al joven prisionero, lo llevó a una habitación especial en la planta alta del castillo donde el Marqués esperaba. Lo desnudaron y lo recostaron en una plancha metálica en donde ataron sus extremidades. El Marqués ya tenía preparado el pequeño globo lleno de hormigas y lo pasó a su sirviente para que se lo metiera al joven por el ano. Eso era sólo el principio de un experimento mucho más complejo.

El prisionero gemía, en delante sería mejor mantenerlo drogado durante toda la operación. El Marqués revisó que no faltara nada; ahí estaban todos los instrumentos quirúrgicos, los delgados tubos de vidrio de diferentes formas y tamaños, y las hormigas paseándose por el laberinto de su criadero entre dos vidrios, todas marcadas con diferentes manchas de tinta en la cabeza para identificarlas individualmente.

Drogaron al prisionero. Al día siguiente continuaría el experimento. Antes de salir del cuarto el Marqués tomó una navaja y la llevó consigo a su alcoba. Sentado ante su escritorio se hizo una cortada en el hombro y se puso a escribir, le gustaba escribir sobre el dolor mientras lo sentía.

Por la mañana comenzaron las perforaciones en el cuerpo del joven. Con un alargado pico el sirviente traspasaba de lado a lados las extremidades, el Marqués introducía en las heridas la punta de un tubo de vidrio lleno de hormigas tapado por el lado opuesto, y esperaba. Aplaudió al ver como las hormigas que habían entrado por la incisión en la pierna salían por el lado contrario, le fascinaba ver como se abrían paso entre la carne sangrante. Era indispensable mantener vivo al prisionero, así que todas las heridas eran desinfectadas y vendadas al terminar la sesión; las hormigas eran regresadas al criadero.

El Marqués creyó posible que las hormigas siguieran la ruta del aparato digestivo, pero nunca sucedió así. Metían el tubo por la boca del joven y esperaban horas para ver salir alguna hormiga por el ano, pero ninguna salió. Intentaron lo mismo metiéndolas al revés peor tampoco dio resultado. Las hormigas regresaban y algunas se quedaban dentro atoradas en alguna parte. Al prisionero sólo se le alimentaba con una cantidad mínima de suero y era muy probable que hubiera digerido algunas hormigas.

Las habilidades quirúrgicas del Marqués y su sirviente eran limitadas y constantemente ponían en peligro la frágil vida del prisionero, así que el Marqués invitó a un amigo cirujano que de inmediato pareció interesado en el experimento. Con la llegada del cirujano las perforaciones al joven fueron verdaderamente asombrosas. Después de aplicar una droga más fuerte, el cirujano desfiguró la cara para comunicar mediante precisas incisiones la boca, la nariz, y los oídos. La cabeza del paciente ya casi era un hormiguero, las hormigas entraban y salían a través de los tubos de idrio, de la nariz a la boca o de la boca a los oídos. Se había trabajado con extremo cuidado para mantener intacto el cerebro.

El siguiente paso fue abrir el abdomen para sacar tramos de intestino y enrollarlos por todo el cuerpo del paciente. Se armó un laberinto conectando las diferentes partes perforadas del cuerpo mediante los tubos de vidrio y el intestino. Después, las hormigas se paseaban por todo aquel cuerpo desfilando por tubos de vidrio, cada una con su mancha de tianta en la cabeza, entrando y saliendo por entre la carne viva. Por fin se había logrado crear el hormiguero humano.

El cuerpo del joven estaba ya muy deteriorado y había perdido mucha sangre, así que el Marqués decidió suspender la droga y dejar morir al sujeto, lo cual era más fácil que intentar salvarlo. Cuando el efecto de la droga cesó, el paciente tuvo conciencia por unos momentos antes de morir. El Marqués y el cirujano lo observaban mientras el abrió dificultosamente sus ojos. Las hormigas caminaban a través de los tubos entrando y saliendo de su cuerpo, ls sintió dentro de su nariz, caminando por su seca lengua, saliendo de sus oídos, mordiendo sus intestinos, anidando en su ano. Su cabeza tembló y de sus ojos brotaron dos gruesas lágrimas, mientras tanto el Marqués le acariciaba el pelo y le sonreía como sonríe un buen padre a su hijo enfermo. En su agonía, el joven parecía querer decir algo pero las hormigas ebsruían su garganta y sólo tosió quedamente empañando los tubos de vidrio.

Murió con los ojos desorbitados. El Marqués y el cirujano se miraron y esbozaron una leve sonrisa de satisfacción y piedad.

Caldo

I

Dulce lengua enchilada sensible

hijo del sinsabor: córtatela

ponte esta lengua de toro bravo

olor a sangre…



La academia de la comida se disuelve en cocinas y toxinas, en sazones y tragones: Grasas, Cocineras, Chefs.

Pruebe este caldito de bilis, esta sopita de “Ay mamá por Dios” visionaria de panza vacía. Pruebe, deguste, póngale sal, haga lo que cause más placer hasta el exceso, pero no se emborrache, nomás le llenaría su ego. Haga las cosas por gusto por que para eso tiene gracia su grasosa majestad…

…La cocina callejera de la gente sin casa siempre ofrece un taco amistoso, una sazón de abuelita. Es el lugar para ponerle sal a la vida, a los desabridos.

Comer y vivir los lugares de los solitarios me han mostrado que en este mundo todos andan buscando un cariño cotidiano, un aliviane ni tan pequeño como para que no sepa a nada, ni tan grande que empalague la conciencia y acalore. Así son los que comen solos, los solos obligados o por vocación. Quizás el acre sabor de la soledad no se aun achaque de fracaso, pero todos los solos se acompañan aquí: diario y a la misma hora, juntos sorben y se codean de banco a mesa, de tenedor a diente y saliva a tortilla; todos se toman su caldito tan necesario como calor cariñoso, y en la melancolía de la intimidad, en la magia de un delantal que les recuerda a alguien, mastican un tiempo mal cocinado. Recuerdan las galletas, se dan cuenta que les han crecido muchas cosas pero nunca tanto como el recuerdo, como el hambre y el sabor de día que ya valió la pena, y se preguntan cómo eran antes, cuando comían con otras compañías, cuando se aprendía a vivir con la demás gente, de pronto se dan cuenta que el plato se enfría, lo terminan, pagan lo que deben y se van.



II



Aquel niño hizo el puchero tragando sin masticar, dejando que entre dientes quedara embarrado, a la primera salivación: “buwajkc”… Estaba afuera, vomitando sobre el plato el bocado de la disciplina, lágrimas, 2 nalgadas y comentarios de mesa de cómo son ahora los niños y cómo debe educárseles y cómo ya se perdió todo eso, antes, siempre, por nunca. Y que el padre mano dura, y que si los obligas nunca les va a gustar nada… Y ahí estábamos todos sentados a una mesa viajera del pasado.

-“Si yo hubiera tenido las mismas oportunidades que los jóvenes de ahora”.

-“Fui más blanda contigo que con tus hermanos”

-“No, al mundo ya se lo cargó la…”

Ahí en medio y hundido en silla me recordé chico, con el sólo oficio de soñar y tenerme que a la misma hora, todos los días, sentar a una mesa dónde la tortura de la educación comenzaba.

Había que evitar la torpeza de tirar las cosas y embarrarme con todo, con esa comida que no me gustaba. Había que esperar un año más que mis hermanos para bajar y dar salto a la silla, llegar a la mesa, con todos. Acostumbrar las manos a coger el tenedor, la cuchara, y manejar un cuchillo filoso para atravesar la bendita comida que no me gustaba pero comía, mientras las pláticas eran acostumbrarse a escuchar de otras vidas, otras personas sentadas en la misma mesa hablando de un rancho y lo difícil de la vida, lo lista que es tu hermana, lo buena gente que es tu hermano, y “lo caro que está la todo”, recitado positivamente. Había que aprender a escuchar de otras realidades, a callar y no pasar la comida con agua… Someterse: Madre educación extiende el cinturón de papá rectitud… Niño estómago digiriendo trozos, pasándolos al baúl del “ya pude”… ¿Para qué…?

-"Para que sepas de la vida”

-“Por que hay muchos que quisieran comerse eso ahorita”

-“Cómetelo o no te levantas de la mesa hasta acabártelo”




Pero con todos pude, la carne del gran cerdo, las sopas verdes de espinacas, pegosteosas menudencias… Con todos menos la tortura de la sustancia invencible: Sopa de Hígado Aguada.

El olor-sabor, pero más la consistencia de ese color cafetoso, se convertían en lo más difícil.

Pasaba horas enteras en la batalla, sentado con la sopa y la sopa se enfriaba y de viscosa volvía a ser sólida, a tener el olor frío de un animal recién muerto, que tiene un órgano en la panza que se llama hígado y se lo sacan para que tú te lo comas y te pases tardes enteras deseando tirarla a un caño o vaciarla a una maceta cuando no te vean, o tener el valor suficiente de tomártela de una vez en un maldito sorbo sabor a mierda, para por fin en la última cucharada merecer el pasaporte de abandonar la mesa, terminar la guerra y comenzar otra en las calles, con los otros niños y con toda la violencia en juegos de “a ver quien es el más fuerte”.






III



Hay algo perverso en los niños… Algo que supera los magnicidios y pecados… No sé que fluye en la sangre y se refleja en dos ojos con malicia, con toda la perversa intención de una pervertida inocencia. Yo vi a los niños apedrear ratas arrinconadas, prendiendo fuego al desfile mortal de un gato negro de petróleo. Niños sin temor a Dios, cruelmente talentosos quebrando cielos y rompiendo niños. Espías usureros de sus hermanas a la hora del baño cobrando una cuota por el espectáculo, robando los bolsillos de sus padres y las joyas de sus madres, tirando una y un millón de veces resorterazos al rostro cacarizo de la luna. Niños montoneros, bebiendo alcohol con agua de charcos, punzando navajas a sus maestros, a los vidrios, a las noches, y las heridas de la cordura; abriéndose la bragueta en las calles…

¡Y que divertido era!, había que destruir para construir encima otra vez, y otro mundo más fuerte donde dolieran menos los cinturonazos, y se permitieran más cosas, donde tuviéramos alas para apedrearnos en las alturas y ver caer al primer descalabrado sobre el patio roto de su casa… Y así todos contra todos hasta que sólo el más malo sobreviviera, quedándose solo, sentado en lo alto de un poste, para sólo morir después de aburrición.



IV



De la vereda a la calle

vamos a jugar a la sangre.



Los muy cabrones siempre andaban juntos en bolita rompiendo cielos, rayando muros, trepando paredes. Eran de la esquina para allá, los guerreros de la cuadra.

Dueños de la calle y de la pelota y los que la juegan y los que merecen ser cuates y hay de aquel que la haga de tos… Había un jefe, sus reglas y cosas por hacer, se era chingón, bien chingón. Nada ni nadie podía con ellos los guerreros que robaban tapones, rompían vidrios, mataban tiempos, le mentaban su madre al diablo, y hacían que todos los demás les tuvieran miedo. Aún no interesaban mucho los vicios más allá que los cigarros robados a alguien; todavía el dinero no era todo, y las mujeres eran aburridas mariquitas que lloraban de todo.

Pero yo sabía que cada día al llegar la noche salía alguien más chingón y con una escoba o a mano limpia los agarraba de la oreja y los metía a su casa, mientras la calle se vaciaba y sólo se oían chillidos, y ese alguien todavía más chingón que acababa con el rito, más de muchas veces era una mujer…“La cena se enfría”

La Llora

Destemplanza, candor, pudor

esperanza, hedor, amor

cabezas llorosas

cuerpos haraganosos

páginas con rosas

y rosas sin ojos

de arriba, de abajo

una mente que se pisa

y unos pies que piensan

y palabras que dicen y pregonan

la locura genial

o la genialidad loca

(que solo quien la toca

cree saber lo que se dice).



El niño pinta verde sus sienes

lastima cariñoso sus cruces

pinta de sienes lo verde

y coloca amarillo el semen

y pinta loco y con suerte

la inmortalidad de su éter

Antropofagocerebróico.



Camina multisonante

locura mía

creatura mía

mi gran herida

mi suerte podrida…



Y si pudieras juntar

la homogeneidad cigótica

en tu vientre con la

verde, verde yerba

que arde y arrde

desconsoladamente arrancada

por la misma raíz con el

desgarrador dolor que emana

la Diosa fuerte, la musa loca

de un cielo siempre

siempre agonizante

llorando en un círculo hiriente

de una fusión de cuerpos

con aspas incandescentes

llora pues, amargamente…



… las lágrimas calientes

como un Dios y como un Diablo

complaciente siempre

ingrato, loco e innato

llorando muerte

y como blasfemando

mi propia agonia viviente

que roja, rroja siente

Chinecamiratrosaoleoginosamente.



¡Si! He llorado en relaciones anaerobias

y si he sufrido en pasiones fosforeas,

en verdes cantos de niñas graciosas,

en bailes de perros entre dos colas;

polígono errante, hipotenusa loca, brillante estrella de forma amorfa

llora, llora loca. llora, llora ahorca.

tu mente tu corazón en la rota

y desunida página mental: Congoja



prados y ondas cerebrales

en un destino destinado

a seguir eterno danzando,

llorando y gritando como dios sabe

que ando llorando y mezclando

junto a el la mente de un hado

siempre, pero nunca olvidado

pero palpitante desconsolado

el brazo roto humano

de un temblor nacido en la mano…

Convivio

El placer de estar en soledad…

Minúsculo minutero

De un tiempo impreciso

Y lejano…

Resplandeciente

En la ausencia sonora

Del día…

La noche es amiga callada…

No distorsiona

El plácido convivio del ser

Y el alma.

Diastasotro

Es astro vejez con arrugas sólidas marcando en su memoria un rastro de penumbras luminosas arreadas. Desde su cuarto – cuarto de ave, cuarto de luz – cuarto de conciencia y por fin un cuarto de universo empaquetado de sobremesa, observa el rumear de los días sin siquiera levantar la cabeza de su pedestal como librero de veinte esquinas.



Despierta, grano a grano, perdiendo su vista por uno de los hoyos del cielo que le dio cobija esa noche de pensamientos inatrapables, pensamientos que bailaban con un ritmo casi paralizado – casi bello. La luz, como agua, destilaba entre las sombras, como pléyades en rito, y el agua, como luz, invadía aquella esquina contraria, impasible, terca, miedosa como ratón al sentir la vista posar sobre su sensible piel, baja del cielo gris abotonado como smoking para fiesta elegante, inmóvil.



El aire ausente, trasnochado, con resaca se había alejado y no ha vuelto… meditaba nauseabundo. Era dios en tierra ensangrentada, no temía y a decir verdad no tenía porque, era piedra. Se convertía en reptil y sucumbía montes comiéndose la vegetación artificialmente acomodada por el mismo, después del festín de todas las mañanas precisas, paralizadas. Ya no sentía al tiempo, pues mañoso, pasaba silencioso para no hacerse notar.



Después de caminar un rato por el universo de propia invención se había trasladado, en un mismo planeta, de tundra a desierto, de desierto a ciudades despobladas, de aquellas a esas y de esas hasta paisajes con lagunas o ríos dependiendo de su humor, y se tomaba su esencia hasta dejar la laguna-río sin húmedo aliento siquiera, hasta el último sorbo. Movilizaba su ejercito y se cambiaba a otro mundo y lo recorría como al anterior y se reinventaba en dios iracundo poblando a aquel con hombres y mujeres bellas, y hombres mujeres y mujeres hombres, y por placer los destruía con sus ejércitos o, a base de diferentes ingeniosos métodos, los veía sufrir hasta la muerte; sonreía, se cambiaba de mundo y esperaba que el río-laguna, mar de mediodía y vegetación artificial aparecieran, tal humano incrédulo de su propio estado, hasta que de lo eterno se asomaban unas manos y estrechaban el río y dejaban el material para que construyera única distracción de montes con vegetación.



Hace tiempo había descubierto un hoyo que aparecía en todas sus creaciones. Pensaba, único oficio, que era el infierno, de tal forma que después de sucumbir los montes y tomarse los ríos de otro planeta, creado y destruido por mano propia, se acercaba con pudor y le cagaba encima y se reía en voz alta tal dios pendenciero.



Inventaba noches sin luna y se echaba en la sombra y de rabia hacía luchar a su ejército contra ellos mismos o contra otros que parecían salir del infierno… después… después dormía. Al despertar, las manos de lo inalcanzable, de lo eterno, tan escudriñadas, tan conocidas hasta el último pliegue, en los segundos del mediodía, únicos segundos que aparecían y que el esperaba con ansia, ya habían dejado el mar y bendito material; de tal forma, que no fue humano sólo cuando dormía, inconsciente, sonreía y volvía a crear montes y absorber la esencia de las lagunas y recorría el nuevo mundo y saltaba a otro con civilizaciones antiguas y lo devastaba, lo poblaba de aves y de allí, en un espacio vacío, donde no había estrellas, creaba un mundo y saltaba a él y creaba mundos de machos con mujeres oprimidas o de feministas con hombres enardecidamente sorprendidos o mundos iguales donde la violencia y las guerras eran continuas, como un estar, y arto de crear mundos jugaba con amores creados, con familias rotas, con niños exploradores perdidos, con mentiras y otras ideas hasta convertirse en astro con arrugas sólidas marcando en su memoria un rastro de penumbras arreadas…

El Marqués y las Hormigas

Uno de los sirvientes traía amordazado al joven prisionero, lo llevó a una habitación especial en la planta alta del castillo donde el Marqués esperaba. Lo desnudaron y lo recostaron en una plancha metálica en donde ataron sus extremidades. El Marqués ya tenía preparado el pequeño globo lleno de hormigas y lo pasó a su sirviente para que se lo metiera al joven por el ano. Eso era sólo el principio de un experimento mucho más complejo.

El prisionero gemía, en delante sería mejor mantenerlo drogado durante toda la operación. El Marqués revisó que no faltara nada; ahí estaban todos los instrumentos quirúrgicos, los delgados tubos de vidrio de diferentes formas y tamaños, y las hormigas paseándose por el laberinto de su criadero entre dos vidrios, todas marcadas con diferentes manchas de tinta en la cabeza para identificarlas individualmente.

Drogaron al prisionero. Al día siguiente continuaría el experimento. Antes de salir del cuarto el Marqués tomó una navaja y la llevó consigo a su alcoba. Sentado ante su escritorio se hizo una cortada en el hombro y se puso a escribir, le gustaba escribir sobre el dolor mientras lo sentía.

Por la mañana comenzaron las perforaciones en el cuerpo del joven. Con un alargado pico el sirviente traspasaba de lado a lados las extremidades, el Marqués introducía en las heridas la punta de un tubo de vidrio lleno de hormigas tapado por el lado opuesto, y esperaba. Aplaudió al ver como las hormigas que habían entrado por la incisión en la pierna salían por el lado contrario, le fascinaba ver como se abrían paso entre la carne sangrante. Era indispensable mantener vivo al prisionero, así que todas las heridas eran desinfectadas y vendadas al terminar la sesión; las hormigas eran regresadas al criadero.

El Marqués creyó posible que las hormigas siguieran la ruta del aparato digestivo, pero nunca sucedió así. Metían el tubo por la boca del joven y esperaban horas para ver salir alguna hormiga por el ano, pero ninguna salió. Intentaron lo mismo metiéndolas al revés peor tampoco dio resultado. Las hormigas regresaban y algunas se quedaban dentro atoradas en alguna parte. Al prisionero sólo se le alimentaba con una cantidad mínima de suero y era muy probable que hubiera digerido algunas hormigas.

Las habilidades quirúrgicas del Marqués y su sirviente eran limitadas y constantemente ponían en peligro la frágil vida del prisionero, así que el Marqués invitó a un amigo cirujano que de inmediato pareció interesado en el experimento. Con la llegada del cirujano las perforaciones al joven fueron verdaderamente asombrosas. Después de aplicar una droga más fuerte, el cirujano desfiguró la cara para comunicar mediante precisas incisiones la boca, la nariz, y los oídos. La cabeza del paciente ya casi era un hormiguero, las hormigas entraban y salían a través de los tubos de idrio, de la nariz a la boca o de la boca a los oídos. Se había trabajado con extremo cuidado para mantener intacto el cerebro.

El siguiente paso fue abrir el abdomen para sacar tramos de intestino y enrollarlos por todo el cuerpo del paciente. Se armó un laberinto conectando las diferentes partes perforadas del cuerpo mediante los tubos de vidrio y el intestino. Después, las hormigas se paseaban por todo aquel cuerpo desfilando por tubos de vidrio, cada una con su mancha de tianta en la cabeza, entrando y saliendo por entre la carne viva. Por fin se había logrado crear el hormiguero humano.

El cuerpo del joven estaba ya muy deteriorado y había perdido mucha sangre, así que el Marqués decidió suspender la droga y dejar morir al sujeto, lo cual era más fácil que intentar salvarlo. Cuando el efecto de la droga cesó, el paciente tuvo conciencia por unos momentos antes de morir. El Marqués y el cirujano lo observaban mientras el abrió dificultosamente sus ojos. Las hormigas caminaban a través de los tubos entrando y saliendo de su cuerpo, ls sintió dentro de su nariz, caminando por su seca lengua, saliendo de sus oídos, mordiendo sus intestinos, anidando en su ano. Su cabeza tembló y de sus ojos brotaron dos gruesas lágrimas, mientras tanto el Marqués le acariciaba el pelo y le sonreía como sonríe un buen padre a su hijo enfermo. En su agonía, el joven parecía querer decir algo pero las hormigas ebsruían su garganta y sólo tosió quedamente empañando los tubos de vidrio.

Murió con los ojos desorbitados. El Marqués y el cirujano se miraron y esbozaron una leve sonrisa de satisfacción y piedad.

Giróvago

Gira dios

En el amplio escorpión del Universo.



Se agrieta la montaña

Lanza un grito

Y la especie humana se conmueve.



Se borra el horizonte

Y la mañana recoge sus prendas

Y se aleja.



Y queda

Festejando las tinieblas

Un calcetín de estrellas

Que dios abandonó en su huída.

Ninguna Lágrima

En El envejecido anochecer

El orden se entretejía curiosamente

Con la calma.

El mar entablaba un diálogo sorpresivo

Con la dudosa eternidad.



Se olvida la carne,

El zonzo soñar de los hombres,

El penar de los árboles,

La diaria lágrima del tránsito,

El volar inocente de un pájaro desnudo,

El mensaje de las cosas inasibles.



El Ser, encarnecido, se desprende de sí mismo,

El Dueño del Silencio proyecta su acto milenario.



Acude, entonces,

El Alma,

Al lugar de la tragedia

Y observa,

Simplemente observa.



Hay una sola ola de sangre vestida de terror,

Una Sucesión de sombras visitando los escombros,

Amansando los recuerdos con la mísera nostalgia.



El “nada es” con “lo que ha sido”,

Con lo que ya nunca ha de volver a ser.



El Alma percibe la sorda tiniebla que la inunda,

El Asco que la habrá marcado por siempre.

Pero no provoca gestos inútiles,

Sólo afirma su dolor en el silencio de los astros…



Fue imposible llorar

Porque no quedó

Lágrima ninguna.

Rey Abanico

… un silencio… luego otro… rumor de sinfonía diáfana que viene y va, y se vuelve a ir apenas acaricia y espumea de gozo, decoro saludo, alborozo.



Las colinas se forman con el aire y con el mismo capricho desaparecen. Eterno se viste de piedrafondo tenue verdeazul constante. Como boca resuena reprimido sonido. Pantomima plática, enramada en sinsentidos por necesidad.



Estrellados sus movimientos veintidicitemales como hipotenusas locas, remonta a memorias fosforescentes llenas de risas forsforeas y lágrimas trepidatorias. Todos los días se levanta como arena triunfante y pone manos a la obra en aquel incesante trabajo creacional de redondas formas y vicitud tallado de perfección abstracta termina.



Camina meticuloso en círculos, respira fiestas revestidas de cofradías impávidas, observa multitudinario, escucha diacrónicamente mocho… vagabundo de 105 mares, macrocéfalo transeúnte, gigasegundo.



… un silencio sin réplica… bramido mental… un silencio… luego otro.

Renovación o sus intentos

Es difícil tratar de concebir el tiempo, asi como tratar de relativarlo en momentos. Octavio Paz se refiere a la unión de todos los momentos, a la percepción de todos los tiempos en uno solo, de todas las vidas en un instante con la palabra AMOR: que se implica como un compuesto indefinible del alma y el cuerpo. A mi me place más el término RENOVACIÓN el hacer los momentos eternos o antónimos de sequedad del alma, donde cada segundo se corona en la memoria, se hacen religión y viven en ese río que en lo superficial siempre es el mismo más en su interior muere y renace por millonésima vez con aquel afán de perfección en ese fin último que es la RENOVACIÓN. Ella, que alimenta la imaginación y la hace verbo en el yo sol... en el yo rostro... yo espejo... yo niño viejo.
Ella, que desarma, que reduce los límites de lo real y marca, en ella misma, el principio del placer en su estado más primitivo, instintivo, no estilizado nos permite reconocer la historia de nuestras acciones en los trazos personales de vida para poder, así, llegar a la conexión sensual a favor de otra persona.
Ella, que busca plasmarse en este mundo, que busca trascender "en otro lugar" a la tierra, se encuentra en el orden de la fascinación y es inquieta como ansiosa al llegar a la culmiación "del amor", de la promesa de vida en la muerte, de la conciencia y del cuerpo. Ya que a fin de cuentas busca lo que une y supera las diferencias.

Sigues siendo el más jodido Bukowski

Apago el cigarro y me decido a nunca más prender uno.
Se que no lo volveré a hacer pero dudo que tenga la
voluntad. Las ganas de fumar regresan como la imagen
de la amante perdida. Cierro el laptop, me dirijo a la cocina,
me sirvo un vaso con agua y me asomo por la ventana que
da al patio del vecino con el perro acostumbrado a la
soledad y la pila de periódicos. Que carajos hará ese cabrón?
Regreso la mirada a la puerta que me llevará al comedor
donde el laptop descansa. El laptop descansa, que forma de
poner algo tan tribial... de todos modos es difícil que arranque,
mejor la dejo así. Se que no hay nada en el televisor asi que
sigo parado a un lado de la silla del comedor donde paso tardes
enteras tratando de que prenda el pinche aparatejo ese y
cuando prende me la paso viendo puras pendejadas... que asco
me doy a veces; a veces no, a veces es lo único que atino a
hacer. El laptop no prende... no hay nada en la tele... el pinche
vecino ha de ser narco... el grito del tamal oaxaqueño calentito
me distrae de mis pensamientos...
que chingados hago en la calle????

Para la mañana... un café

Cuantas veces no nos hemos encontrados sentados a la orilla de la cama preguntándonos a nosotros mismos que fué eso que nos orillo a perder la horizontal? Así... a punto de entrar en verticalidad cerramos los ojos y nos enjuagamos el último sueño tallándonos los ojos para ver si así perdemos la última imagen, esa que en verdad decía algo... y justo allí con los ojos recargados sobre las palmas de las manos nos vertimos en el acelere del día y nos encontramos con las imágenes que dan vida a aquellas que le siguen al estado homónimo de sobriedad, el sueño; no sin antes tomar un café.

Como Voy a Arrancarte de Mi


Cómo voy a arrancarte de mi
si al hacerlo me arrancaría la vida?

Cómo voy a olvidarte,
si al hacerlo me olvidaré de mi?


Cómo voy a ahogar el dolor de tu auscencia,
si al hacerlo ahogaré tú recuerdo?



y ahogar tú recuerdo
sería arrancarte de mi...

El Silencio del Rio

sin querer habían quedado todos en silencio... no se escuchaban más las risas de los que iban adelante... el aire acariciaba el silencio como quien acaricia la noche en desvelo... nadie giró el rostro a los costados, tenían los ojos puestos en el siguiente obstáculo... el rio rugía al chocar en su camino con las piedras, limándolas con su paso implacable, raudo... casi acelerado... casi violento. Todos se fueron amontonando a un lado del camino para esperar al balsero que los cruzaría pues allá es adelante y aquí, todavía es aquí, pero unos pasos más atras es el pasado, y nadie quería regresar, no sé si por miedo a encontrarse a ellos mismo en el camino al allá o simplemente porque ya habían llegado muy lejos en este camino que llevaba a allá y, o no tenían el dinero sufieciente para regresar o simplemente no querían sufrir los gestos de descepción de la gente que los vió partir con las esperanza de que ellos sí llegaran a ese tan deseado lugar... el allá. Todos guardaban silencio, el balsero tardaría pues no se alcanzaba a divisar a través del oleaje, aveces alto, aveces bajo del río. Todos buscaban, con ojos de niños nuevos, el otro lado, y tal vez por eso cayaban... tal vez no atrevían a decir una palabra pues estaban tan cerca... Alguno simplemente cayó ensimismado, un poco diesmado por la vista de tan imponente caudal. No por nada allá era allá. continuará

Me siento tan ignorante de ti

Quisiera saber que te sorprende;
quisiera saber que te hace reír,
quisiera saber que te hace llorar,
que te hace vulnerable…
quisiera saber que te hace,
que te deshace;
quisiera saber que parte de mi
es la que te asusta;
quisiera saber que te complementa;
quisiera saber que te rompe en pedazos…
¡carajo!
quisiera saber algo
que me siento tan ignorante de ti…

Tenerte lejos

Porque tenerte así de lejos...

si puedo tenerte más lejos aún...

Para echarte de menos

Voy a llenar páginas
odiándote,

voy a escribirte
hasta que la pluma sangre…

te voy a echar de menos
cuando no pueda escribir más
cuando no pueda hacerte imagen.