Así
no más...
No sé
Tu estar me ingobierna
es en tercias
que no te encuentro ...
vienes
y sales en un suspiro ,
te hago
y no te hizo...
Eres vaporea,
inhacible,
una gota que cae en silencio,
un hoy que ya fué...
Cierro los ojos
y te pierdo,
sueño.
Abro los ojos
y te encuentro,
tres pasos más allá.
No te tengo,
y mejor callo,
extiendo mis brazos
y hago soledad...
Será que te sueño?
Será que te imagino?
Cierro los ojos,
te arranco la ropa
y lo que encuentro
es una sábana
ida por desocupada...
Suspiro...
no te tengo.
es en tercias
que no te encuentro ...
vienes
y sales en un suspiro ,
te hago
y no te hizo...
Eres vaporea,
inhacible,
una gota que cae en silencio,
un hoy que ya fué...
Cierro los ojos
y te pierdo,
sueño.
Abro los ojos
y te encuentro,
tres pasos más allá.
No te tengo,
y mejor callo,
extiendo mis brazos
y hago soledad...
Será que te sueño?
Será que te imagino?
Cierro los ojos,
te arranco la ropa
y lo que encuentro
es una sábana
ida por desocupada...
Suspiro...
no te tengo.
Y tu dices
y tu dices...
tus palabras,
las aldabas
de mi ciudad.
y va el piso,
nuestro piso,
lleno de flores
tu sonrisa
y tu ries
y yo sucumbo
a ti
en ti
tus palabras,
las aldabas
de mi ciudad.
y va el piso,
nuestro piso,
lleno de flores
tu sonrisa
y tu ries
y yo sucumbo
a ti
en ti
Ya no mas…
Ya no mas…
Ya no mas silencio en mi jardín…
Dejaron de sonar las hojas
En el juego con el aire…
Ahora solo suenan risas en juego…
Ya no mas silencio en mi jardín…
Ya no mas voces secas en mi…
Ahora habitas tu, tu voz y tu risa…
Ya no mas…
Ahora…
…ahora siempre jamás.
Ya no mas silencio en mi jardín…
Dejaron de sonar las hojas
En el juego con el aire…
Ahora solo suenan risas en juego…
Ya no mas silencio en mi jardín…
Ya no mas voces secas en mi…
Ahora habitas tu, tu voz y tu risa…
Ya no mas…
Ahora…
…ahora siempre jamás.
del sonido
El ruido no cesa... el bullicio viene de adentro... había logrado abstraerse del tumulto que lo rodeaba... las voces se había perdido como si hubiese caminado hasta un punto apartado de las conversaciones... pero seguía allí, entre la gente... el sonido del río era lo único que escuchaba, había logrado silenciar todo a su alrededor, no nada más las voces, también había logrado enmudecer al aire sumbando en sus pabellones, el sonido de los pájaros de aquel bosque frondoso, el delicado sonido de las caricias del dignatario del norte a la ramas de los árboles, pero el sonido no cesaba, no podía abandonar la ciudad en su cabeza, es como si estuviera en el centro de una máquina, como si lo hubieran seguido hasta este lugar las emergencias de una bulliciosa casi maliciosa ciudad, como si llevara el sonido de la fiesta permanentemente recidiendo en su martillo; buscaba con los ojos a que asirse... sentía que a pesar de no poderse mover algo lo regresaba vertiginosamente al lugar del que había salido en frenética huida, llevaba la mirada de un lado a otro arriba abajo pero a orillas del río no había nada más que arena. Aterrorizado bajo las manos de sus rodillas, a lado de sus piernas, y las enterró en la arena esperando eso lo ayudara a que darse allí... los ojos se le llenaban de lágrimas a falta de parpadeo, imagino por un segundo que la gente que lo mirase podría pensar que el señor tenía cólicos extremos, con esas risas sardas, el joven se dio cuenta que a pesar de asirse a la tierra el terror lo había regresado a la confusión de la ciudad, no podía distinguir nada más que el ruido dentro de su cabeza... Rodaron un par de lágrimas y rompió en sollozo... NO lo había logrado... el río ni si quiera se hizo presente, allí frente a el corría alegre el agua y el ya no la escuchaba... no podía imaginar que en las condiciones en que el recuerdo lo había dejado el río le hablara... sabía que tenía que dormir....
asi... llena de duda
se cierra la ventana,
la luz entra callada entre las percianas,
se ha quedado todo en silencio,
las pupilas se ajustan,
parpadeo...
y tu...
tu te vas a urtadillas
la luz entra callada entre las percianas,
se ha quedado todo en silencio,
las pupilas se ajustan,
parpadeo...
y tu...
tu te vas a urtadillas
la luz ondula sollozando de la perciana al piso...
se rompe en un rebote tímido,
el girovago se ha roto
y el navío ha quedado sin rumbo
y tu...
tu giras sobre tus tobillos en graciosa huida
el día,
todas las constelaciones
huyen en tu estela
y la noche se queda oscura
y tu...
tu agrupas tus dudas en la comisura de tus labios
Río
Ya no te veo... tu vaho a desaparecido sin dejar rastro... el recuerdo de ti se ha borrado sin más... El río a crecido, su rumor silencia todo a su alrededor. Todos dejan sus conversaciones y respetuosamente escuchan lo que el río tiene que decir... quien entiende baja el rostro y medita un poco las razones por las cuales decidió emprender el viaje en busca de él.
Te voy a odiar para ver si así te olvido
Tengo que expulsar de mi tanto dolor y no sé como hacerlo pues en este momento mi dolor eres tú y no quiero expulsarte de mí porque aún guardo la esperanza en un frasco anaerobio aunque sé que va muriendo poco a poco, lágrima a lágrima.
Aprieto los párpados para dejar de imaginarte, entierro la punta de mis dedos en córneas que te vieron, córneas que guardan entre el iris y el vidrio el fantasma de tu recuerdo.Te quiero odiar pero te quiero y no me quiero odiar a mi mismo, porque tú eres parte innegable de mí.Se cierran la ventanas, se cierra el cuarto y me refugio entre mis brazos, a falta de los tuyos, alambres de púas malditos en ganas, en deseos reprimidos.
ERRANTE HIPOTENUSA LOCA, DODECAEDRO LACERANTE… TU RECUERDO.
Algo se pierde de mi cada vez que te veo... soy autófago, ave sin brújula, giróvago sin osa, prisionero de mi mismo, vagabundo estático, oxígeno sin O=xígeno… ese soy yo.
Oráculo avisionado crimen perpetrado, ofidio, ósculo olvidado mal colocado, vacuidad, suspiro gastado, visita inoportuna, argonauta estúpido perdido en su vasta terraignóminia, ojos que no quieren ver… eso eres tú.
Ya no te imagino daga hiriente; ya no cierro los ojos y trato de verte… santa inquisidora, egosoluta, segunda, alúmina… ya me es suficiente tu dolo braza viva… ya es momento de dejarte caer en el pozo, oscura… de enterrar el cadáver de tu recuerdo fétido en dolor a un lado del camino para que todo aquel que te vio y se enamoró de la imagen equivocada tuya, te olvide o sólo te recuerde en pesadillas.
Aprieto los párpados para dejar de imaginarte, entierro la punta de mis dedos en córneas que te vieron, córneas que guardan entre el iris y el vidrio el fantasma de tu recuerdo.Te quiero odiar pero te quiero y no me quiero odiar a mi mismo, porque tú eres parte innegable de mí.Se cierran la ventanas, se cierra el cuarto y me refugio entre mis brazos, a falta de los tuyos, alambres de púas malditos en ganas, en deseos reprimidos.
ERRANTE HIPOTENUSA LOCA, DODECAEDRO LACERANTE… TU RECUERDO.
Algo se pierde de mi cada vez que te veo... soy autófago, ave sin brújula, giróvago sin osa, prisionero de mi mismo, vagabundo estático, oxígeno sin O=xígeno… ese soy yo.
Oráculo avisionado crimen perpetrado, ofidio, ósculo olvidado mal colocado, vacuidad, suspiro gastado, visita inoportuna, argonauta estúpido perdido en su vasta terraignóminia, ojos que no quieren ver… eso eres tú.
Ya no te imagino daga hiriente; ya no cierro los ojos y trato de verte… santa inquisidora, egosoluta, segunda, alúmina… ya me es suficiente tu dolo braza viva… ya es momento de dejarte caer en el pozo, oscura… de enterrar el cadáver de tu recuerdo fétido en dolor a un lado del camino para que todo aquel que te vio y se enamoró de la imagen equivocada tuya, te olvide o sólo te recuerde en pesadillas.
Cerco Metálico
Han llamado a la puerta
y me he asomado,
como se asoman los que tienen miedo,
con la esperanza de que seas tu...
no eras...
otra vez,
no eras.
He salido de casa
y me he sentado en tú mesa,
imagino tu prescencia...
y, no estas...
otra vez,
no estas.
He soñado contigo
y en sueños
te he querido tocar,
pero no eras....
otra vez,
no eras.
El cerco metálico me abraza
con su ternura oxidada
y su fría protección...
me refugio
en tu imagen
y otra vez...
no estas.
y me he asomado,
como se asoman los que tienen miedo,
con la esperanza de que seas tu...
no eras...
otra vez,
no eras.
He salido de casa
y me he sentado en tú mesa,
imagino tu prescencia...
y, no estas...
otra vez,
no estas.
He soñado contigo
y en sueños
te he querido tocar,
pero no eras....
otra vez,
no eras.
El cerco metálico me abraza
con su ternura oxidada
y su fría protección...
me refugio
en tu imagen
y otra vez...
no estas.
E U L
E U L
Es Un Le
Eso Une Ley
Esos LUnes Lejos
Eros, Único Leon
Ergo Universo Lleno
Errante Union Llana
Erase Un yo Llorando
Irascible Un Dios Orando
Iracundo, Único Ostentando
delirantes enigmas portentosos
doplorables enemas por pretenciosos
loables estigmas los pro-novedosos
Llegando al camino de Un nuevo Dios soso
Ligando viejos y nuevos sentidos filósofos
Cambiando Vientos y Levantando patéticos abrojos
ambientando mundos y reinando en sentimientos rígidos
Ambiguoideaevolucionantemetafilosóficaoccidentalizadacristoflagelante.
Es Un Le
Eso Une Ley
Esos LUnes Lejos
Eros, Único Leon
Ergo Universo Lleno
Errante Union Llana
Erase Un yo Llorando
Irascible Un Dios Orando
Iracundo, Único Ostentando
delirantes enigmas portentosos
doplorables enemas por pretenciosos
loables estigmas los pro-novedosos
Llegando al camino de Un nuevo Dios soso
Ligando viejos y nuevos sentidos filósofos
Cambiando Vientos y Levantando patéticos abrojos
ambientando mundos y reinando en sentimientos rígidos
Ambiguoideaevolucionantemetafilosóficaoccidentalizadacristoflagelante.
Enmudecido
He enmudecido… parece que tu Universo nunca termina… caminar así contigo, respirar al unísono y dar un paso atrás para verte caminar por delante es un absoluto… me has tocado aun cuando parezca físicamente imposible… me has regalado un respiro en la torva de emociones… me acompañas, me llevas, te llevo, te acompaño… gracias niña hermosa por ser la mujer de mi vida, por enloquecerme de esta manera, por romper la desesperanza con tu voz en la callada grupa de la noche… gracias por estar acá, tras mi hombro, en mis silencios, en mi cada respiro acallando el dolor y regalando un “allí un mañana” en la paz del vaho de una esperanza…
He Visto
He permeado mi alma
con todos tus instantes;
he cerrado los ojo
ante el beso anhelado; (en tu presencia)
he compuesto para ti
el amanecer de todos mis días; (un amanecer)
he sellado mi hogar
para que no se escape tu esencia,
he llenado las maletas
con el mar que me condujo hasta ti,
he visto tus ojos correr al horizonte,
he visto tu boca cerrar la noche,
he visto tu cuerpo abrazar el sereno,
he visto el principio de todo en ti,
he visto, en ti, la ventana vertical que se abre al Universo,
he visto la crisálida, nacer mariposa
en tu sonrisa (en la sencillez de tu sonrisa),
he visto en tus geografías
los anaqueles de 7 espejos,
he visto en tu rostro sereno
mi vida sin agonía,
he vertido mi esperanza
en los vestidos de tus misterios,
he visto tu espíritu
posar en la flores de mi edén, (recorrer mi jardín)
he visto las calles de mi pueblo
portar orgullosas tu nombre,
he visto mis mazmorras
volverse aves en tu aliento,
he visto tu alegría,
tu tristeza…
he visto a la preocupación
tomar tu rostro por sorpresa,
he memorizado tu cuerpo
tu voz
tu sueño
tus manos,
he visto tu alma,
he visto nuestro sin presente
entrelazarse en dulce caricia,
pero,
sobre todo…
… he visto el futuro.
con todos tus instantes;
he cerrado los ojo
ante el beso anhelado; (en tu presencia)
he compuesto para ti
el amanecer de todos mis días; (un amanecer)
he sellado mi hogar
para que no se escape tu esencia,
he llenado las maletas
con el mar que me condujo hasta ti,
he visto tus ojos correr al horizonte,
he visto tu boca cerrar la noche,
he visto tu cuerpo abrazar el sereno,
he visto el principio de todo en ti,
he visto, en ti, la ventana vertical que se abre al Universo,
he visto la crisálida, nacer mariposa
en tu sonrisa (en la sencillez de tu sonrisa),
he visto en tus geografías
los anaqueles de 7 espejos,
he visto en tu rostro sereno
mi vida sin agonía,
he vertido mi esperanza
en los vestidos de tus misterios,
he visto tu espíritu
posar en la flores de mi edén, (recorrer mi jardín)
he visto las calles de mi pueblo
portar orgullosas tu nombre,
he visto mis mazmorras
volverse aves en tu aliento,
he visto tu alegría,
tu tristeza…
he visto a la preocupación
tomar tu rostro por sorpresa,
he memorizado tu cuerpo
tu voz
tu sueño
tus manos,
he visto tu alma,
he visto nuestro sin presente
entrelazarse en dulce caricia,
pero,
sobre todo…
… he visto el futuro.
Hacerte Diosa
Llenar mis conos de tu imagen,
fragmentarme en aves
para poder recorrerte en silencio;
correr en ti,
habitante de tus poros,
hacerte un segundo eterno;
respirar en ti,
en mi,
en re,
en do;
jugar en el rio que se forma cada vez que se curvean tus labios,
hacerte musa
para cerrar el mundo en tus labios
y perderme en el valle de tus hombros
sencillo,
totalmente enamorado.
Respirarte por un segundo,
hacerte, en mis brazos, milenaria…
correr en ti en estas líneas…
hacerte Diosa en mis labios…
fragmentarme en aves
para poder recorrerte en silencio;
correr en ti,
habitante de tus poros,
hacerte un segundo eterno;
respirar en ti,
en mi,
en re,
en do;
jugar en el rio que se forma cada vez que se curvean tus labios,
hacerte musa
para cerrar el mundo en tus labios
y perderme en el valle de tus hombros
sencillo,
totalmente enamorado.
Respirarte por un segundo,
hacerte, en mis brazos, milenaria…
correr en ti en estas líneas…
hacerte Diosa en mis labios…
El Amanecer de Tu Nombre
Rompio en un grito
el amanecer de tu nombre,
durmió la noche
con la esperanza
de volverte a ver.
Exprimieron las hojas
las últimas lágrimas
que en la obscuridad acumularon.
Viene el aire apagando el sueño,
despierta el Universo…
…deseando estar a tu lado.
el amanecer de tu nombre,
durmió la noche
con la esperanza
de volverte a ver.
Exprimieron las hojas
las últimas lágrimas
que en la obscuridad acumularon.
Viene el aire apagando el sueño,
despierta el Universo…
…deseando estar a tu lado.
Eterna
Te regalo ésta noche…
eterna en el anhelo tímido de tus labios…
te hago presa de esos segundos…
… dejar el tiempo en libertad
dejar correr el viento por el huerto
dejar que las caricias se acumulen
dejar que mi voz se mezcle con la tuya
en un mañana
levanta al Universo
de su gráveda caída.
Aquí te espero con los brazos en paz…
en pos de compañía…
… para ver si así nos sumergimos
en un “quien sabe”
llenos de risa.
eterna en el anhelo tímido de tus labios…
te hago presa de esos segundos…
… dejar el tiempo en libertad
dejar correr el viento por el huerto
dejar que las caricias se acumulen
dejar que mi voz se mezcle con la tuya
en un mañana
levanta al Universo
de su gráveda caída.
Aquí te espero con los brazos en paz…
en pos de compañía…
… para ver si así nos sumergimos
en un “quien sabe”
llenos de risa.
Dos días son suficientes
Dos días se abren en silencio…
Dos días te he visto amanecer
y es suficiente
para saber que estoy vivo.
Dos días te he visto amanecer
y es suficiente
para saber que estoy vivo.
para que te quedes
He vertido tú imagen
al lago de mi Universo,
le he dado un sorbo para saberte aquí…
… se coronan los segundos
llenos de fiesta…
… te hago eterna,
… te recorro con los ojos cerrados
para el pueblo de mi alma…
… te hago Diosa
… presente
… te hago, en estas líneas,
condimento del mañana…
… te hago Norte
… barca…
Cierro las manos sobre mi frente
para que no escape tu voz…
… para que no salgas de mi huerto…
… para que te quedes
cierro la tierra en tus manos…
al lago de mi Universo,
le he dado un sorbo para saberte aquí…
… se coronan los segundos
llenos de fiesta…
… te hago eterna,
… te recorro con los ojos cerrados
para el pueblo de mi alma…
… te hago Diosa
… presente
… te hago, en estas líneas,
condimento del mañana…
… te hago Norte
… barca…
Cierro las manos sobre mi frente
para que no escape tu voz…
… para que no salgas de mi huerto…
… para que te quedes
cierro la tierra en tus manos…
Perderme
Perderme en tus ojos;
perderme en el hago de tus manos;
perderme en tus labios;
perderme en tu nombre
como la noche pierde el mañana:
perderme contigo
durante un par de segundos
en lo que te saludo;
perderme en tu imagen
cuando regreso el recuerdo a tu sorpresa;
perderme en el Universo que nos une;
perderme en las ganas de verte;
perderme hoy;
perderme mañana;
perderme para siempre…
perderme en el hago de tus manos;
perderme en tus labios;
perderme en tu nombre
como la noche pierde el mañana:
perderme contigo
durante un par de segundos
en lo que te saludo;
perderme en tu imagen
cuando regreso el recuerdo a tu sorpresa;
perderme en el Universo que nos une;
perderme en las ganas de verte;
perderme hoy;
perderme mañana;
perderme para siempre…
Del Hola al Ahora
De un hola
a un adiós
a un al rato
a una sonrisa
al querer tenerte,
aquí,
ahora!!!
a un adiós
a un al rato
a una sonrisa
al querer tenerte,
aquí,
ahora!!!
Tenerte
Tenerte sin miedos…
aquí…
donde caen las palabras…
donde las corneas florecen…
Tú…
… tus ojos…
… tu boca…
… tu noche…
… tu ahora…
Tenerte aquí…
… tenerte musa,
ninfa…
… perfectamente humana,
hermosa,
con el decir de tus manos,
con el pasado de tus pies…
Tenerte lejos…
… como una nube
y hacerte lluvia
(mujer de las mujeres)…
Pero tenerte sin miedo
Para tenerte sin miedo,
como la primera,
como la última…
… para tenerte y ya
aquí…
donde caen las palabras…
donde las corneas florecen…
Tú…
… tus ojos…
… tu boca…
… tu noche…
… tu ahora…
Tenerte aquí…
… tenerte musa,
ninfa…
… perfectamente humana,
hermosa,
con el decir de tus manos,
con el pasado de tus pies…
Tenerte lejos…
… como una nube
y hacerte lluvia
(mujer de las mujeres)…
Pero tenerte sin miedo
Para tenerte sin miedo,
como la primera,
como la última…
… para tenerte y ya
Sabiendo lo que sé
Sabiendo lo que sé
A veces,
es mejor no verte
y saber que no estás…
… que verte…
… y saber que no estás.
A veces,
es mejor no verte
y saber que no estás…
… que verte…
… y saber que no estás.
Diferencia
No me gusta tenerte en mitades,
me gustaría beberte entera,
no a sorbitos.
Me gustaría saberte sin condición
y no sé que hacer
cuando te tengo que aceptar
asi, llena de miedos,
de pausas (de cosas que trabajar).
Me gustaría saber que hacer de ti,
trato de reconstruir tus dejos
para ver si te armo
o simplemente…
vamos a seguir jugando
al “cuando quieras”.
me gustaría beberte entera,
no a sorbitos.
Me gustaría saberte sin condición
y no sé que hacer
cuando te tengo que aceptar
asi, llena de miedos,
de pausas (de cosas que trabajar).
Me gustaría saber que hacer de ti,
trato de reconstruir tus dejos
para ver si te armo
o simplemente…
vamos a seguir jugando
al “cuando quieras”.
Correr inapropiado
Correr inapropiado
por el silencio…
… tenerte una incógnita
y saberte perdida desde el primer día
es peor
que saberte querida
en este instante
donde dejamos que las frases
de nuestros labios
se besaran.
por el silencio…
… tenerte una incógnita
y saberte perdida desde el primer día
es peor
que saberte querida
en este instante
donde dejamos que las frases
de nuestros labios
se besaran.
El Marqués y las Hormigas
Uno de los sirvientes traía amordazado al joven prisionero, lo llevó a una habitación especial en la planta alta del castillo donde el Marqués esperaba. Lo desnudaron y lo recostaron en una plancha metálica en donde ataron sus extremidades. El Marqués ya tenía preparado el pequeño globo lleno de hormigas y lo pasó a su sirviente para que se lo metiera al joven por el ano. Eso era sólo el principio de un experimento mucho más complejo.
El prisionero gemía, en delante sería mejor mantenerlo drogado durante toda la operación. El Marqués revisó que no faltara nada; ahí estaban todos los instrumentos quirúrgicos, los delgados tubos de vidrio de diferentes formas y tamaños, y las hormigas paseándose por el laberinto de su criadero entre dos vidrios, todas marcadas con diferentes manchas de tinta en la cabeza para identificarlas individualmente.
Drogaron al prisionero. Al día siguiente continuaría el experimento. Antes de salir del cuarto el Marqués tomó una navaja y la llevó consigo a su alcoba. Sentado ante su escritorio se hizo una cortada en el hombro y se puso a escribir, le gustaba escribir sobre el dolor mientras lo sentía.
Por la mañana comenzaron las perforaciones en el cuerpo del joven. Con un alargado pico el sirviente traspasaba de lado a lados las extremidades, el Marqués introducía en las heridas la punta de un tubo de vidrio lleno de hormigas tapado por el lado opuesto, y esperaba. Aplaudió al ver como las hormigas que habían entrado por la incisión en la pierna salían por el lado contrario, le fascinaba ver como se abrían paso entre la carne sangrante. Era indispensable mantener vivo al prisionero, así que todas las heridas eran desinfectadas y vendadas al terminar la sesión; las hormigas eran regresadas al criadero.
El Marqués creyó posible que las hormigas siguieran la ruta del aparato digestivo, pero nunca sucedió así. Metían el tubo por la boca del joven y esperaban horas para ver salir alguna hormiga por el ano, pero ninguna salió. Intentaron lo mismo metiéndolas al revés peor tampoco dio resultado. Las hormigas regresaban y algunas se quedaban dentro atoradas en alguna parte. Al prisionero sólo se le alimentaba con una cantidad mínima de suero y era muy probable que hubiera digerido algunas hormigas.
Las habilidades quirúrgicas del Marqués y su sirviente eran limitadas y constantemente ponían en peligro la frágil vida del prisionero, así que el Marqués invitó a un amigo cirujano que de inmediato pareció interesado en el experimento. Con la llegada del cirujano las perforaciones al joven fueron verdaderamente asombrosas. Después de aplicar una droga más fuerte, el cirujano desfiguró la cara para comunicar mediante precisas incisiones la boca, la nariz, y los oídos. La cabeza del paciente ya casi era un hormiguero, las hormigas entraban y salían a través de los tubos de idrio, de la nariz a la boca o de la boca a los oídos. Se había trabajado con extremo cuidado para mantener intacto el cerebro.
El siguiente paso fue abrir el abdomen para sacar tramos de intestino y enrollarlos por todo el cuerpo del paciente. Se armó un laberinto conectando las diferentes partes perforadas del cuerpo mediante los tubos de vidrio y el intestino. Después, las hormigas se paseaban por todo aquel cuerpo desfilando por tubos de vidrio, cada una con su mancha de tianta en la cabeza, entrando y saliendo por entre la carne viva. Por fin se había logrado crear el hormiguero humano.
El cuerpo del joven estaba ya muy deteriorado y había perdido mucha sangre, así que el Marqués decidió suspender la droga y dejar morir al sujeto, lo cual era más fácil que intentar salvarlo. Cuando el efecto de la droga cesó, el paciente tuvo conciencia por unos momentos antes de morir. El Marqués y el cirujano lo observaban mientras el abrió dificultosamente sus ojos. Las hormigas caminaban a través de los tubos entrando y saliendo de su cuerpo, ls sintió dentro de su nariz, caminando por su seca lengua, saliendo de sus oídos, mordiendo sus intestinos, anidando en su ano. Su cabeza tembló y de sus ojos brotaron dos gruesas lágrimas, mientras tanto el Marqués le acariciaba el pelo y le sonreía como sonríe un buen padre a su hijo enfermo. En su agonía, el joven parecía querer decir algo pero las hormigas ebsruían su garganta y sólo tosió quedamente empañando los tubos de vidrio.
Murió con los ojos desorbitados. El Marqués y el cirujano se miraron y esbozaron una leve sonrisa de satisfacción y piedad.
El prisionero gemía, en delante sería mejor mantenerlo drogado durante toda la operación. El Marqués revisó que no faltara nada; ahí estaban todos los instrumentos quirúrgicos, los delgados tubos de vidrio de diferentes formas y tamaños, y las hormigas paseándose por el laberinto de su criadero entre dos vidrios, todas marcadas con diferentes manchas de tinta en la cabeza para identificarlas individualmente.
Drogaron al prisionero. Al día siguiente continuaría el experimento. Antes de salir del cuarto el Marqués tomó una navaja y la llevó consigo a su alcoba. Sentado ante su escritorio se hizo una cortada en el hombro y se puso a escribir, le gustaba escribir sobre el dolor mientras lo sentía.
Por la mañana comenzaron las perforaciones en el cuerpo del joven. Con un alargado pico el sirviente traspasaba de lado a lados las extremidades, el Marqués introducía en las heridas la punta de un tubo de vidrio lleno de hormigas tapado por el lado opuesto, y esperaba. Aplaudió al ver como las hormigas que habían entrado por la incisión en la pierna salían por el lado contrario, le fascinaba ver como se abrían paso entre la carne sangrante. Era indispensable mantener vivo al prisionero, así que todas las heridas eran desinfectadas y vendadas al terminar la sesión; las hormigas eran regresadas al criadero.
El Marqués creyó posible que las hormigas siguieran la ruta del aparato digestivo, pero nunca sucedió así. Metían el tubo por la boca del joven y esperaban horas para ver salir alguna hormiga por el ano, pero ninguna salió. Intentaron lo mismo metiéndolas al revés peor tampoco dio resultado. Las hormigas regresaban y algunas se quedaban dentro atoradas en alguna parte. Al prisionero sólo se le alimentaba con una cantidad mínima de suero y era muy probable que hubiera digerido algunas hormigas.
Las habilidades quirúrgicas del Marqués y su sirviente eran limitadas y constantemente ponían en peligro la frágil vida del prisionero, así que el Marqués invitó a un amigo cirujano que de inmediato pareció interesado en el experimento. Con la llegada del cirujano las perforaciones al joven fueron verdaderamente asombrosas. Después de aplicar una droga más fuerte, el cirujano desfiguró la cara para comunicar mediante precisas incisiones la boca, la nariz, y los oídos. La cabeza del paciente ya casi era un hormiguero, las hormigas entraban y salían a través de los tubos de idrio, de la nariz a la boca o de la boca a los oídos. Se había trabajado con extremo cuidado para mantener intacto el cerebro.
El siguiente paso fue abrir el abdomen para sacar tramos de intestino y enrollarlos por todo el cuerpo del paciente. Se armó un laberinto conectando las diferentes partes perforadas del cuerpo mediante los tubos de vidrio y el intestino. Después, las hormigas se paseaban por todo aquel cuerpo desfilando por tubos de vidrio, cada una con su mancha de tianta en la cabeza, entrando y saliendo por entre la carne viva. Por fin se había logrado crear el hormiguero humano.
El cuerpo del joven estaba ya muy deteriorado y había perdido mucha sangre, así que el Marqués decidió suspender la droga y dejar morir al sujeto, lo cual era más fácil que intentar salvarlo. Cuando el efecto de la droga cesó, el paciente tuvo conciencia por unos momentos antes de morir. El Marqués y el cirujano lo observaban mientras el abrió dificultosamente sus ojos. Las hormigas caminaban a través de los tubos entrando y saliendo de su cuerpo, ls sintió dentro de su nariz, caminando por su seca lengua, saliendo de sus oídos, mordiendo sus intestinos, anidando en su ano. Su cabeza tembló y de sus ojos brotaron dos gruesas lágrimas, mientras tanto el Marqués le acariciaba el pelo y le sonreía como sonríe un buen padre a su hijo enfermo. En su agonía, el joven parecía querer decir algo pero las hormigas ebsruían su garganta y sólo tosió quedamente empañando los tubos de vidrio.
Murió con los ojos desorbitados. El Marqués y el cirujano se miraron y esbozaron una leve sonrisa de satisfacción y piedad.
Caldo
I
Dulce lengua enchilada sensible
hijo del sinsabor: córtatela
ponte esta lengua de toro bravo
olor a sangre…
La academia de la comida se disuelve en cocinas y toxinas, en sazones y tragones: Grasas, Cocineras, Chefs.
Pruebe este caldito de bilis, esta sopita de “Ay mamá por Dios” visionaria de panza vacía. Pruebe, deguste, póngale sal, haga lo que cause más placer hasta el exceso, pero no se emborrache, nomás le llenaría su ego. Haga las cosas por gusto por que para eso tiene gracia su grasosa majestad…
…La cocina callejera de la gente sin casa siempre ofrece un taco amistoso, una sazón de abuelita. Es el lugar para ponerle sal a la vida, a los desabridos.
Comer y vivir los lugares de los solitarios me han mostrado que en este mundo todos andan buscando un cariño cotidiano, un aliviane ni tan pequeño como para que no sepa a nada, ni tan grande que empalague la conciencia y acalore. Así son los que comen solos, los solos obligados o por vocación. Quizás el acre sabor de la soledad no se aun achaque de fracaso, pero todos los solos se acompañan aquí: diario y a la misma hora, juntos sorben y se codean de banco a mesa, de tenedor a diente y saliva a tortilla; todos se toman su caldito tan necesario como calor cariñoso, y en la melancolía de la intimidad, en la magia de un delantal que les recuerda a alguien, mastican un tiempo mal cocinado. Recuerdan las galletas, se dan cuenta que les han crecido muchas cosas pero nunca tanto como el recuerdo, como el hambre y el sabor de día que ya valió la pena, y se preguntan cómo eran antes, cuando comían con otras compañías, cuando se aprendía a vivir con la demás gente, de pronto se dan cuenta que el plato se enfría, lo terminan, pagan lo que deben y se van.
II
Aquel niño hizo el puchero tragando sin masticar, dejando que entre dientes quedara embarrado, a la primera salivación: “buwajkc”… Estaba afuera, vomitando sobre el plato el bocado de la disciplina, lágrimas, 2 nalgadas y comentarios de mesa de cómo son ahora los niños y cómo debe educárseles y cómo ya se perdió todo eso, antes, siempre, por nunca. Y que el padre mano dura, y que si los obligas nunca les va a gustar nada… Y ahí estábamos todos sentados a una mesa viajera del pasado.
-“Si yo hubiera tenido las mismas oportunidades que los jóvenes de ahora”.
-“Fui más blanda contigo que con tus hermanos”
-“No, al mundo ya se lo cargó la…”
Ahí en medio y hundido en silla me recordé chico, con el sólo oficio de soñar y tenerme que a la misma hora, todos los días, sentar a una mesa dónde la tortura de la educación comenzaba.
Había que evitar la torpeza de tirar las cosas y embarrarme con todo, con esa comida que no me gustaba. Había que esperar un año más que mis hermanos para bajar y dar salto a la silla, llegar a la mesa, con todos. Acostumbrar las manos a coger el tenedor, la cuchara, y manejar un cuchillo filoso para atravesar la bendita comida que no me gustaba pero comía, mientras las pláticas eran acostumbrarse a escuchar de otras vidas, otras personas sentadas en la misma mesa hablando de un rancho y lo difícil de la vida, lo lista que es tu hermana, lo buena gente que es tu hermano, y “lo caro que está la todo”, recitado positivamente. Había que aprender a escuchar de otras realidades, a callar y no pasar la comida con agua… Someterse: Madre educación extiende el cinturón de papá rectitud… Niño estómago digiriendo trozos, pasándolos al baúl del “ya pude”… ¿Para qué…?
-"Para que sepas de la vida”
-“Por que hay muchos que quisieran comerse eso ahorita”
-“Cómetelo o no te levantas de la mesa hasta acabártelo”
Pero con todos pude, la carne del gran cerdo, las sopas verdes de espinacas, pegosteosas menudencias… Con todos menos la tortura de la sustancia invencible: Sopa de Hígado Aguada.
El olor-sabor, pero más la consistencia de ese color cafetoso, se convertían en lo más difícil.
Pasaba horas enteras en la batalla, sentado con la sopa y la sopa se enfriaba y de viscosa volvía a ser sólida, a tener el olor frío de un animal recién muerto, que tiene un órgano en la panza que se llama hígado y se lo sacan para que tú te lo comas y te pases tardes enteras deseando tirarla a un caño o vaciarla a una maceta cuando no te vean, o tener el valor suficiente de tomártela de una vez en un maldito sorbo sabor a mierda, para por fin en la última cucharada merecer el pasaporte de abandonar la mesa, terminar la guerra y comenzar otra en las calles, con los otros niños y con toda la violencia en juegos de “a ver quien es el más fuerte”.
III
Hay algo perverso en los niños… Algo que supera los magnicidios y pecados… No sé que fluye en la sangre y se refleja en dos ojos con malicia, con toda la perversa intención de una pervertida inocencia. Yo vi a los niños apedrear ratas arrinconadas, prendiendo fuego al desfile mortal de un gato negro de petróleo. Niños sin temor a Dios, cruelmente talentosos quebrando cielos y rompiendo niños. Espías usureros de sus hermanas a la hora del baño cobrando una cuota por el espectáculo, robando los bolsillos de sus padres y las joyas de sus madres, tirando una y un millón de veces resorterazos al rostro cacarizo de la luna. Niños montoneros, bebiendo alcohol con agua de charcos, punzando navajas a sus maestros, a los vidrios, a las noches, y las heridas de la cordura; abriéndose la bragueta en las calles…
¡Y que divertido era!, había que destruir para construir encima otra vez, y otro mundo más fuerte donde dolieran menos los cinturonazos, y se permitieran más cosas, donde tuviéramos alas para apedrearnos en las alturas y ver caer al primer descalabrado sobre el patio roto de su casa… Y así todos contra todos hasta que sólo el más malo sobreviviera, quedándose solo, sentado en lo alto de un poste, para sólo morir después de aburrición.
IV
De la vereda a la calle
vamos a jugar a la sangre.
Los muy cabrones siempre andaban juntos en bolita rompiendo cielos, rayando muros, trepando paredes. Eran de la esquina para allá, los guerreros de la cuadra.
Dueños de la calle y de la pelota y los que la juegan y los que merecen ser cuates y hay de aquel que la haga de tos… Había un jefe, sus reglas y cosas por hacer, se era chingón, bien chingón. Nada ni nadie podía con ellos los guerreros que robaban tapones, rompían vidrios, mataban tiempos, le mentaban su madre al diablo, y hacían que todos los demás les tuvieran miedo. Aún no interesaban mucho los vicios más allá que los cigarros robados a alguien; todavía el dinero no era todo, y las mujeres eran aburridas mariquitas que lloraban de todo.
Pero yo sabía que cada día al llegar la noche salía alguien más chingón y con una escoba o a mano limpia los agarraba de la oreja y los metía a su casa, mientras la calle se vaciaba y sólo se oían chillidos, y ese alguien todavía más chingón que acababa con el rito, más de muchas veces era una mujer…“La cena se enfría”
Dulce lengua enchilada sensible
hijo del sinsabor: córtatela
ponte esta lengua de toro bravo
olor a sangre…
La academia de la comida se disuelve en cocinas y toxinas, en sazones y tragones: Grasas, Cocineras, Chefs.
Pruebe este caldito de bilis, esta sopita de “Ay mamá por Dios” visionaria de panza vacía. Pruebe, deguste, póngale sal, haga lo que cause más placer hasta el exceso, pero no se emborrache, nomás le llenaría su ego. Haga las cosas por gusto por que para eso tiene gracia su grasosa majestad…
…La cocina callejera de la gente sin casa siempre ofrece un taco amistoso, una sazón de abuelita. Es el lugar para ponerle sal a la vida, a los desabridos.
Comer y vivir los lugares de los solitarios me han mostrado que en este mundo todos andan buscando un cariño cotidiano, un aliviane ni tan pequeño como para que no sepa a nada, ni tan grande que empalague la conciencia y acalore. Así son los que comen solos, los solos obligados o por vocación. Quizás el acre sabor de la soledad no se aun achaque de fracaso, pero todos los solos se acompañan aquí: diario y a la misma hora, juntos sorben y se codean de banco a mesa, de tenedor a diente y saliva a tortilla; todos se toman su caldito tan necesario como calor cariñoso, y en la melancolía de la intimidad, en la magia de un delantal que les recuerda a alguien, mastican un tiempo mal cocinado. Recuerdan las galletas, se dan cuenta que les han crecido muchas cosas pero nunca tanto como el recuerdo, como el hambre y el sabor de día que ya valió la pena, y se preguntan cómo eran antes, cuando comían con otras compañías, cuando se aprendía a vivir con la demás gente, de pronto se dan cuenta que el plato se enfría, lo terminan, pagan lo que deben y se van.
II
Aquel niño hizo el puchero tragando sin masticar, dejando que entre dientes quedara embarrado, a la primera salivación: “buwajkc”… Estaba afuera, vomitando sobre el plato el bocado de la disciplina, lágrimas, 2 nalgadas y comentarios de mesa de cómo son ahora los niños y cómo debe educárseles y cómo ya se perdió todo eso, antes, siempre, por nunca. Y que el padre mano dura, y que si los obligas nunca les va a gustar nada… Y ahí estábamos todos sentados a una mesa viajera del pasado.
-“Si yo hubiera tenido las mismas oportunidades que los jóvenes de ahora”.
-“Fui más blanda contigo que con tus hermanos”
-“No, al mundo ya se lo cargó la…”
Ahí en medio y hundido en silla me recordé chico, con el sólo oficio de soñar y tenerme que a la misma hora, todos los días, sentar a una mesa dónde la tortura de la educación comenzaba.
Había que evitar la torpeza de tirar las cosas y embarrarme con todo, con esa comida que no me gustaba. Había que esperar un año más que mis hermanos para bajar y dar salto a la silla, llegar a la mesa, con todos. Acostumbrar las manos a coger el tenedor, la cuchara, y manejar un cuchillo filoso para atravesar la bendita comida que no me gustaba pero comía, mientras las pláticas eran acostumbrarse a escuchar de otras vidas, otras personas sentadas en la misma mesa hablando de un rancho y lo difícil de la vida, lo lista que es tu hermana, lo buena gente que es tu hermano, y “lo caro que está la todo”, recitado positivamente. Había que aprender a escuchar de otras realidades, a callar y no pasar la comida con agua… Someterse: Madre educación extiende el cinturón de papá rectitud… Niño estómago digiriendo trozos, pasándolos al baúl del “ya pude”… ¿Para qué…?
-"Para que sepas de la vida”
-“Por que hay muchos que quisieran comerse eso ahorita”
-“Cómetelo o no te levantas de la mesa hasta acabártelo”
Pero con todos pude, la carne del gran cerdo, las sopas verdes de espinacas, pegosteosas menudencias… Con todos menos la tortura de la sustancia invencible: Sopa de Hígado Aguada.
El olor-sabor, pero más la consistencia de ese color cafetoso, se convertían en lo más difícil.
Pasaba horas enteras en la batalla, sentado con la sopa y la sopa se enfriaba y de viscosa volvía a ser sólida, a tener el olor frío de un animal recién muerto, que tiene un órgano en la panza que se llama hígado y se lo sacan para que tú te lo comas y te pases tardes enteras deseando tirarla a un caño o vaciarla a una maceta cuando no te vean, o tener el valor suficiente de tomártela de una vez en un maldito sorbo sabor a mierda, para por fin en la última cucharada merecer el pasaporte de abandonar la mesa, terminar la guerra y comenzar otra en las calles, con los otros niños y con toda la violencia en juegos de “a ver quien es el más fuerte”.
III
Hay algo perverso en los niños… Algo que supera los magnicidios y pecados… No sé que fluye en la sangre y se refleja en dos ojos con malicia, con toda la perversa intención de una pervertida inocencia. Yo vi a los niños apedrear ratas arrinconadas, prendiendo fuego al desfile mortal de un gato negro de petróleo. Niños sin temor a Dios, cruelmente talentosos quebrando cielos y rompiendo niños. Espías usureros de sus hermanas a la hora del baño cobrando una cuota por el espectáculo, robando los bolsillos de sus padres y las joyas de sus madres, tirando una y un millón de veces resorterazos al rostro cacarizo de la luna. Niños montoneros, bebiendo alcohol con agua de charcos, punzando navajas a sus maestros, a los vidrios, a las noches, y las heridas de la cordura; abriéndose la bragueta en las calles…
¡Y que divertido era!, había que destruir para construir encima otra vez, y otro mundo más fuerte donde dolieran menos los cinturonazos, y se permitieran más cosas, donde tuviéramos alas para apedrearnos en las alturas y ver caer al primer descalabrado sobre el patio roto de su casa… Y así todos contra todos hasta que sólo el más malo sobreviviera, quedándose solo, sentado en lo alto de un poste, para sólo morir después de aburrición.
IV
De la vereda a la calle
vamos a jugar a la sangre.
Los muy cabrones siempre andaban juntos en bolita rompiendo cielos, rayando muros, trepando paredes. Eran de la esquina para allá, los guerreros de la cuadra.
Dueños de la calle y de la pelota y los que la juegan y los que merecen ser cuates y hay de aquel que la haga de tos… Había un jefe, sus reglas y cosas por hacer, se era chingón, bien chingón. Nada ni nadie podía con ellos los guerreros que robaban tapones, rompían vidrios, mataban tiempos, le mentaban su madre al diablo, y hacían que todos los demás les tuvieran miedo. Aún no interesaban mucho los vicios más allá que los cigarros robados a alguien; todavía el dinero no era todo, y las mujeres eran aburridas mariquitas que lloraban de todo.
Pero yo sabía que cada día al llegar la noche salía alguien más chingón y con una escoba o a mano limpia los agarraba de la oreja y los metía a su casa, mientras la calle se vaciaba y sólo se oían chillidos, y ese alguien todavía más chingón que acababa con el rito, más de muchas veces era una mujer…“La cena se enfría”
La Llora
Destemplanza, candor, pudor
esperanza, hedor, amor
cabezas llorosas
cuerpos haraganosos
páginas con rosas
y rosas sin ojos
de arriba, de abajo
una mente que se pisa
y unos pies que piensan
y palabras que dicen y pregonan
la locura genial
o la genialidad loca
(que solo quien la toca
cree saber lo que se dice).
El niño pinta verde sus sienes
lastima cariñoso sus cruces
pinta de sienes lo verde
y coloca amarillo el semen
y pinta loco y con suerte
la inmortalidad de su éter
Antropofagocerebróico.
Camina multisonante
locura mía
creatura mía
mi gran herida
mi suerte podrida…
Y si pudieras juntar
la homogeneidad cigótica
en tu vientre con la
verde, verde yerba
que arde y arrde
desconsoladamente arrancada
por la misma raíz con el
desgarrador dolor que emana
la Diosa fuerte, la musa loca
de un cielo siempre
siempre agonizante
llorando en un círculo hiriente
de una fusión de cuerpos
con aspas incandescentes
llora pues, amargamente…
… las lágrimas calientes
como un Dios y como un Diablo
complaciente siempre
ingrato, loco e innato
llorando muerte
y como blasfemando
mi propia agonia viviente
que roja, rroja siente
Chinecamiratrosaoleoginosamente.
¡Si! He llorado en relaciones anaerobias
y si he sufrido en pasiones fosforeas,
en verdes cantos de niñas graciosas,
en bailes de perros entre dos colas;
polígono errante, hipotenusa loca, brillante estrella de forma amorfa
llora, llora loca. llora, llora ahorca.
tu mente tu corazón en la rota
y desunida página mental: Congoja
prados y ondas cerebrales
en un destino destinado
a seguir eterno danzando,
llorando y gritando como dios sabe
que ando llorando y mezclando
junto a el la mente de un hado
siempre, pero nunca olvidado
pero palpitante desconsolado
el brazo roto humano
de un temblor nacido en la mano…
esperanza, hedor, amor
cabezas llorosas
cuerpos haraganosos
páginas con rosas
y rosas sin ojos
de arriba, de abajo
una mente que se pisa
y unos pies que piensan
y palabras que dicen y pregonan
la locura genial
o la genialidad loca
(que solo quien la toca
cree saber lo que se dice).
El niño pinta verde sus sienes
lastima cariñoso sus cruces
pinta de sienes lo verde
y coloca amarillo el semen
y pinta loco y con suerte
la inmortalidad de su éter
Antropofagocerebróico.
Camina multisonante
locura mía
creatura mía
mi gran herida
mi suerte podrida…
Y si pudieras juntar
la homogeneidad cigótica
en tu vientre con la
verde, verde yerba
que arde y arrde
desconsoladamente arrancada
por la misma raíz con el
desgarrador dolor que emana
la Diosa fuerte, la musa loca
de un cielo siempre
siempre agonizante
llorando en un círculo hiriente
de una fusión de cuerpos
con aspas incandescentes
llora pues, amargamente…
… las lágrimas calientes
como un Dios y como un Diablo
complaciente siempre
ingrato, loco e innato
llorando muerte
y como blasfemando
mi propia agonia viviente
que roja, rroja siente
Chinecamiratrosaoleoginosamente.
¡Si! He llorado en relaciones anaerobias
y si he sufrido en pasiones fosforeas,
en verdes cantos de niñas graciosas,
en bailes de perros entre dos colas;
polígono errante, hipotenusa loca, brillante estrella de forma amorfa
llora, llora loca. llora, llora ahorca.
tu mente tu corazón en la rota
y desunida página mental: Congoja
prados y ondas cerebrales
en un destino destinado
a seguir eterno danzando,
llorando y gritando como dios sabe
que ando llorando y mezclando
junto a el la mente de un hado
siempre, pero nunca olvidado
pero palpitante desconsolado
el brazo roto humano
de un temblor nacido en la mano…
Convivio
El placer de estar en soledad…
Minúsculo minutero
De un tiempo impreciso
Y lejano…
Resplandeciente
En la ausencia sonora
Del día…
La noche es amiga callada…
No distorsiona
El plácido convivio del ser
Y el alma.
Minúsculo minutero
De un tiempo impreciso
Y lejano…
Resplandeciente
En la ausencia sonora
Del día…
La noche es amiga callada…
No distorsiona
El plácido convivio del ser
Y el alma.
Diastasotro
Es astro vejez con arrugas sólidas marcando en su memoria un rastro de penumbras luminosas arreadas. Desde su cuarto – cuarto de ave, cuarto de luz – cuarto de conciencia y por fin un cuarto de universo empaquetado de sobremesa, observa el rumear de los días sin siquiera levantar la cabeza de su pedestal como librero de veinte esquinas.
Despierta, grano a grano, perdiendo su vista por uno de los hoyos del cielo que le dio cobija esa noche de pensamientos inatrapables, pensamientos que bailaban con un ritmo casi paralizado – casi bello. La luz, como agua, destilaba entre las sombras, como pléyades en rito, y el agua, como luz, invadía aquella esquina contraria, impasible, terca, miedosa como ratón al sentir la vista posar sobre su sensible piel, baja del cielo gris abotonado como smoking para fiesta elegante, inmóvil.
El aire ausente, trasnochado, con resaca se había alejado y no ha vuelto… meditaba nauseabundo. Era dios en tierra ensangrentada, no temía y a decir verdad no tenía porque, era piedra. Se convertía en reptil y sucumbía montes comiéndose la vegetación artificialmente acomodada por el mismo, después del festín de todas las mañanas precisas, paralizadas. Ya no sentía al tiempo, pues mañoso, pasaba silencioso para no hacerse notar.
Después de caminar un rato por el universo de propia invención se había trasladado, en un mismo planeta, de tundra a desierto, de desierto a ciudades despobladas, de aquellas a esas y de esas hasta paisajes con lagunas o ríos dependiendo de su humor, y se tomaba su esencia hasta dejar la laguna-río sin húmedo aliento siquiera, hasta el último sorbo. Movilizaba su ejercito y se cambiaba a otro mundo y lo recorría como al anterior y se reinventaba en dios iracundo poblando a aquel con hombres y mujeres bellas, y hombres mujeres y mujeres hombres, y por placer los destruía con sus ejércitos o, a base de diferentes ingeniosos métodos, los veía sufrir hasta la muerte; sonreía, se cambiaba de mundo y esperaba que el río-laguna, mar de mediodía y vegetación artificial aparecieran, tal humano incrédulo de su propio estado, hasta que de lo eterno se asomaban unas manos y estrechaban el río y dejaban el material para que construyera única distracción de montes con vegetación.
Hace tiempo había descubierto un hoyo que aparecía en todas sus creaciones. Pensaba, único oficio, que era el infierno, de tal forma que después de sucumbir los montes y tomarse los ríos de otro planeta, creado y destruido por mano propia, se acercaba con pudor y le cagaba encima y se reía en voz alta tal dios pendenciero.
Inventaba noches sin luna y se echaba en la sombra y de rabia hacía luchar a su ejército contra ellos mismos o contra otros que parecían salir del infierno… después… después dormía. Al despertar, las manos de lo inalcanzable, de lo eterno, tan escudriñadas, tan conocidas hasta el último pliegue, en los segundos del mediodía, únicos segundos que aparecían y que el esperaba con ansia, ya habían dejado el mar y bendito material; de tal forma, que no fue humano sólo cuando dormía, inconsciente, sonreía y volvía a crear montes y absorber la esencia de las lagunas y recorría el nuevo mundo y saltaba a otro con civilizaciones antiguas y lo devastaba, lo poblaba de aves y de allí, en un espacio vacío, donde no había estrellas, creaba un mundo y saltaba a él y creaba mundos de machos con mujeres oprimidas o de feministas con hombres enardecidamente sorprendidos o mundos iguales donde la violencia y las guerras eran continuas, como un estar, y arto de crear mundos jugaba con amores creados, con familias rotas, con niños exploradores perdidos, con mentiras y otras ideas hasta convertirse en astro con arrugas sólidas marcando en su memoria un rastro de penumbras arreadas…
Despierta, grano a grano, perdiendo su vista por uno de los hoyos del cielo que le dio cobija esa noche de pensamientos inatrapables, pensamientos que bailaban con un ritmo casi paralizado – casi bello. La luz, como agua, destilaba entre las sombras, como pléyades en rito, y el agua, como luz, invadía aquella esquina contraria, impasible, terca, miedosa como ratón al sentir la vista posar sobre su sensible piel, baja del cielo gris abotonado como smoking para fiesta elegante, inmóvil.
El aire ausente, trasnochado, con resaca se había alejado y no ha vuelto… meditaba nauseabundo. Era dios en tierra ensangrentada, no temía y a decir verdad no tenía porque, era piedra. Se convertía en reptil y sucumbía montes comiéndose la vegetación artificialmente acomodada por el mismo, después del festín de todas las mañanas precisas, paralizadas. Ya no sentía al tiempo, pues mañoso, pasaba silencioso para no hacerse notar.
Después de caminar un rato por el universo de propia invención se había trasladado, en un mismo planeta, de tundra a desierto, de desierto a ciudades despobladas, de aquellas a esas y de esas hasta paisajes con lagunas o ríos dependiendo de su humor, y se tomaba su esencia hasta dejar la laguna-río sin húmedo aliento siquiera, hasta el último sorbo. Movilizaba su ejercito y se cambiaba a otro mundo y lo recorría como al anterior y se reinventaba en dios iracundo poblando a aquel con hombres y mujeres bellas, y hombres mujeres y mujeres hombres, y por placer los destruía con sus ejércitos o, a base de diferentes ingeniosos métodos, los veía sufrir hasta la muerte; sonreía, se cambiaba de mundo y esperaba que el río-laguna, mar de mediodía y vegetación artificial aparecieran, tal humano incrédulo de su propio estado, hasta que de lo eterno se asomaban unas manos y estrechaban el río y dejaban el material para que construyera única distracción de montes con vegetación.
Hace tiempo había descubierto un hoyo que aparecía en todas sus creaciones. Pensaba, único oficio, que era el infierno, de tal forma que después de sucumbir los montes y tomarse los ríos de otro planeta, creado y destruido por mano propia, se acercaba con pudor y le cagaba encima y se reía en voz alta tal dios pendenciero.
Inventaba noches sin luna y se echaba en la sombra y de rabia hacía luchar a su ejército contra ellos mismos o contra otros que parecían salir del infierno… después… después dormía. Al despertar, las manos de lo inalcanzable, de lo eterno, tan escudriñadas, tan conocidas hasta el último pliegue, en los segundos del mediodía, únicos segundos que aparecían y que el esperaba con ansia, ya habían dejado el mar y bendito material; de tal forma, que no fue humano sólo cuando dormía, inconsciente, sonreía y volvía a crear montes y absorber la esencia de las lagunas y recorría el nuevo mundo y saltaba a otro con civilizaciones antiguas y lo devastaba, lo poblaba de aves y de allí, en un espacio vacío, donde no había estrellas, creaba un mundo y saltaba a él y creaba mundos de machos con mujeres oprimidas o de feministas con hombres enardecidamente sorprendidos o mundos iguales donde la violencia y las guerras eran continuas, como un estar, y arto de crear mundos jugaba con amores creados, con familias rotas, con niños exploradores perdidos, con mentiras y otras ideas hasta convertirse en astro con arrugas sólidas marcando en su memoria un rastro de penumbras arreadas…
El Marqués y las Hormigas
Uno de los sirvientes traía amordazado al joven prisionero, lo llevó a una habitación especial en la planta alta del castillo donde el Marqués esperaba. Lo desnudaron y lo recostaron en una plancha metálica en donde ataron sus extremidades. El Marqués ya tenía preparado el pequeño globo lleno de hormigas y lo pasó a su sirviente para que se lo metiera al joven por el ano. Eso era sólo el principio de un experimento mucho más complejo.
El prisionero gemía, en delante sería mejor mantenerlo drogado durante toda la operación. El Marqués revisó que no faltara nada; ahí estaban todos los instrumentos quirúrgicos, los delgados tubos de vidrio de diferentes formas y tamaños, y las hormigas paseándose por el laberinto de su criadero entre dos vidrios, todas marcadas con diferentes manchas de tinta en la cabeza para identificarlas individualmente.
Drogaron al prisionero. Al día siguiente continuaría el experimento. Antes de salir del cuarto el Marqués tomó una navaja y la llevó consigo a su alcoba. Sentado ante su escritorio se hizo una cortada en el hombro y se puso a escribir, le gustaba escribir sobre el dolor mientras lo sentía.
Por la mañana comenzaron las perforaciones en el cuerpo del joven. Con un alargado pico el sirviente traspasaba de lado a lados las extremidades, el Marqués introducía en las heridas la punta de un tubo de vidrio lleno de hormigas tapado por el lado opuesto, y esperaba. Aplaudió al ver como las hormigas que habían entrado por la incisión en la pierna salían por el lado contrario, le fascinaba ver como se abrían paso entre la carne sangrante. Era indispensable mantener vivo al prisionero, así que todas las heridas eran desinfectadas y vendadas al terminar la sesión; las hormigas eran regresadas al criadero.
El Marqués creyó posible que las hormigas siguieran la ruta del aparato digestivo, pero nunca sucedió así. Metían el tubo por la boca del joven y esperaban horas para ver salir alguna hormiga por el ano, pero ninguna salió. Intentaron lo mismo metiéndolas al revés peor tampoco dio resultado. Las hormigas regresaban y algunas se quedaban dentro atoradas en alguna parte. Al prisionero sólo se le alimentaba con una cantidad mínima de suero y era muy probable que hubiera digerido algunas hormigas.
Las habilidades quirúrgicas del Marqués y su sirviente eran limitadas y constantemente ponían en peligro la frágil vida del prisionero, así que el Marqués invitó a un amigo cirujano que de inmediato pareció interesado en el experimento. Con la llegada del cirujano las perforaciones al joven fueron verdaderamente asombrosas. Después de aplicar una droga más fuerte, el cirujano desfiguró la cara para comunicar mediante precisas incisiones la boca, la nariz, y los oídos. La cabeza del paciente ya casi era un hormiguero, las hormigas entraban y salían a través de los tubos de idrio, de la nariz a la boca o de la boca a los oídos. Se había trabajado con extremo cuidado para mantener intacto el cerebro.
El siguiente paso fue abrir el abdomen para sacar tramos de intestino y enrollarlos por todo el cuerpo del paciente. Se armó un laberinto conectando las diferentes partes perforadas del cuerpo mediante los tubos de vidrio y el intestino. Después, las hormigas se paseaban por todo aquel cuerpo desfilando por tubos de vidrio, cada una con su mancha de tianta en la cabeza, entrando y saliendo por entre la carne viva. Por fin se había logrado crear el hormiguero humano.
El cuerpo del joven estaba ya muy deteriorado y había perdido mucha sangre, así que el Marqués decidió suspender la droga y dejar morir al sujeto, lo cual era más fácil que intentar salvarlo. Cuando el efecto de la droga cesó, el paciente tuvo conciencia por unos momentos antes de morir. El Marqués y el cirujano lo observaban mientras el abrió dificultosamente sus ojos. Las hormigas caminaban a través de los tubos entrando y saliendo de su cuerpo, ls sintió dentro de su nariz, caminando por su seca lengua, saliendo de sus oídos, mordiendo sus intestinos, anidando en su ano. Su cabeza tembló y de sus ojos brotaron dos gruesas lágrimas, mientras tanto el Marqués le acariciaba el pelo y le sonreía como sonríe un buen padre a su hijo enfermo. En su agonía, el joven parecía querer decir algo pero las hormigas ebsruían su garganta y sólo tosió quedamente empañando los tubos de vidrio.
Murió con los ojos desorbitados. El Marqués y el cirujano se miraron y esbozaron una leve sonrisa de satisfacción y piedad.
El prisionero gemía, en delante sería mejor mantenerlo drogado durante toda la operación. El Marqués revisó que no faltara nada; ahí estaban todos los instrumentos quirúrgicos, los delgados tubos de vidrio de diferentes formas y tamaños, y las hormigas paseándose por el laberinto de su criadero entre dos vidrios, todas marcadas con diferentes manchas de tinta en la cabeza para identificarlas individualmente.
Drogaron al prisionero. Al día siguiente continuaría el experimento. Antes de salir del cuarto el Marqués tomó una navaja y la llevó consigo a su alcoba. Sentado ante su escritorio se hizo una cortada en el hombro y se puso a escribir, le gustaba escribir sobre el dolor mientras lo sentía.
Por la mañana comenzaron las perforaciones en el cuerpo del joven. Con un alargado pico el sirviente traspasaba de lado a lados las extremidades, el Marqués introducía en las heridas la punta de un tubo de vidrio lleno de hormigas tapado por el lado opuesto, y esperaba. Aplaudió al ver como las hormigas que habían entrado por la incisión en la pierna salían por el lado contrario, le fascinaba ver como se abrían paso entre la carne sangrante. Era indispensable mantener vivo al prisionero, así que todas las heridas eran desinfectadas y vendadas al terminar la sesión; las hormigas eran regresadas al criadero.
El Marqués creyó posible que las hormigas siguieran la ruta del aparato digestivo, pero nunca sucedió así. Metían el tubo por la boca del joven y esperaban horas para ver salir alguna hormiga por el ano, pero ninguna salió. Intentaron lo mismo metiéndolas al revés peor tampoco dio resultado. Las hormigas regresaban y algunas se quedaban dentro atoradas en alguna parte. Al prisionero sólo se le alimentaba con una cantidad mínima de suero y era muy probable que hubiera digerido algunas hormigas.
Las habilidades quirúrgicas del Marqués y su sirviente eran limitadas y constantemente ponían en peligro la frágil vida del prisionero, así que el Marqués invitó a un amigo cirujano que de inmediato pareció interesado en el experimento. Con la llegada del cirujano las perforaciones al joven fueron verdaderamente asombrosas. Después de aplicar una droga más fuerte, el cirujano desfiguró la cara para comunicar mediante precisas incisiones la boca, la nariz, y los oídos. La cabeza del paciente ya casi era un hormiguero, las hormigas entraban y salían a través de los tubos de idrio, de la nariz a la boca o de la boca a los oídos. Se había trabajado con extremo cuidado para mantener intacto el cerebro.
El siguiente paso fue abrir el abdomen para sacar tramos de intestino y enrollarlos por todo el cuerpo del paciente. Se armó un laberinto conectando las diferentes partes perforadas del cuerpo mediante los tubos de vidrio y el intestino. Después, las hormigas se paseaban por todo aquel cuerpo desfilando por tubos de vidrio, cada una con su mancha de tianta en la cabeza, entrando y saliendo por entre la carne viva. Por fin se había logrado crear el hormiguero humano.
El cuerpo del joven estaba ya muy deteriorado y había perdido mucha sangre, así que el Marqués decidió suspender la droga y dejar morir al sujeto, lo cual era más fácil que intentar salvarlo. Cuando el efecto de la droga cesó, el paciente tuvo conciencia por unos momentos antes de morir. El Marqués y el cirujano lo observaban mientras el abrió dificultosamente sus ojos. Las hormigas caminaban a través de los tubos entrando y saliendo de su cuerpo, ls sintió dentro de su nariz, caminando por su seca lengua, saliendo de sus oídos, mordiendo sus intestinos, anidando en su ano. Su cabeza tembló y de sus ojos brotaron dos gruesas lágrimas, mientras tanto el Marqués le acariciaba el pelo y le sonreía como sonríe un buen padre a su hijo enfermo. En su agonía, el joven parecía querer decir algo pero las hormigas ebsruían su garganta y sólo tosió quedamente empañando los tubos de vidrio.
Murió con los ojos desorbitados. El Marqués y el cirujano se miraron y esbozaron una leve sonrisa de satisfacción y piedad.
Giróvago
Gira dios
En el amplio escorpión del Universo.
Se agrieta la montaña
Lanza un grito
Y la especie humana se conmueve.
Se borra el horizonte
Y la mañana recoge sus prendas
Y se aleja.
Y queda
Festejando las tinieblas
Un calcetín de estrellas
Que dios abandonó en su huída.
En el amplio escorpión del Universo.
Se agrieta la montaña
Lanza un grito
Y la especie humana se conmueve.
Se borra el horizonte
Y la mañana recoge sus prendas
Y se aleja.
Y queda
Festejando las tinieblas
Un calcetín de estrellas
Que dios abandonó en su huída.
Ninguna Lágrima
En El envejecido anochecer
El orden se entretejía curiosamente
Con la calma.
El mar entablaba un diálogo sorpresivo
Con la dudosa eternidad.
Se olvida la carne,
El zonzo soñar de los hombres,
El penar de los árboles,
La diaria lágrima del tránsito,
El volar inocente de un pájaro desnudo,
El mensaje de las cosas inasibles.
El Ser, encarnecido, se desprende de sí mismo,
El Dueño del Silencio proyecta su acto milenario.
Acude, entonces,
El Alma,
Al lugar de la tragedia
Y observa,
Simplemente observa.
Hay una sola ola de sangre vestida de terror,
Una Sucesión de sombras visitando los escombros,
Amansando los recuerdos con la mísera nostalgia.
El “nada es” con “lo que ha sido”,
Con lo que ya nunca ha de volver a ser.
El Alma percibe la sorda tiniebla que la inunda,
El Asco que la habrá marcado por siempre.
Pero no provoca gestos inútiles,
Sólo afirma su dolor en el silencio de los astros…
Fue imposible llorar
Porque no quedó
Lágrima ninguna.
El orden se entretejía curiosamente
Con la calma.
El mar entablaba un diálogo sorpresivo
Con la dudosa eternidad.
Se olvida la carne,
El zonzo soñar de los hombres,
El penar de los árboles,
La diaria lágrima del tránsito,
El volar inocente de un pájaro desnudo,
El mensaje de las cosas inasibles.
El Ser, encarnecido, se desprende de sí mismo,
El Dueño del Silencio proyecta su acto milenario.
Acude, entonces,
El Alma,
Al lugar de la tragedia
Y observa,
Simplemente observa.
Hay una sola ola de sangre vestida de terror,
Una Sucesión de sombras visitando los escombros,
Amansando los recuerdos con la mísera nostalgia.
El “nada es” con “lo que ha sido”,
Con lo que ya nunca ha de volver a ser.
El Alma percibe la sorda tiniebla que la inunda,
El Asco que la habrá marcado por siempre.
Pero no provoca gestos inútiles,
Sólo afirma su dolor en el silencio de los astros…
Fue imposible llorar
Porque no quedó
Lágrima ninguna.
Rey Abanico
… un silencio… luego otro… rumor de sinfonía diáfana que viene y va, y se vuelve a ir apenas acaricia y espumea de gozo, decoro saludo, alborozo.
Las colinas se forman con el aire y con el mismo capricho desaparecen. Eterno se viste de piedrafondo tenue verdeazul constante. Como boca resuena reprimido sonido. Pantomima plática, enramada en sinsentidos por necesidad.
Estrellados sus movimientos veintidicitemales como hipotenusas locas, remonta a memorias fosforescentes llenas de risas forsforeas y lágrimas trepidatorias. Todos los días se levanta como arena triunfante y pone manos a la obra en aquel incesante trabajo creacional de redondas formas y vicitud tallado de perfección abstracta termina.
Camina meticuloso en círculos, respira fiestas revestidas de cofradías impávidas, observa multitudinario, escucha diacrónicamente mocho… vagabundo de 105 mares, macrocéfalo transeúnte, gigasegundo.
… un silencio sin réplica… bramido mental… un silencio… luego otro.
Las colinas se forman con el aire y con el mismo capricho desaparecen. Eterno se viste de piedrafondo tenue verdeazul constante. Como boca resuena reprimido sonido. Pantomima plática, enramada en sinsentidos por necesidad.
Estrellados sus movimientos veintidicitemales como hipotenusas locas, remonta a memorias fosforescentes llenas de risas forsforeas y lágrimas trepidatorias. Todos los días se levanta como arena triunfante y pone manos a la obra en aquel incesante trabajo creacional de redondas formas y vicitud tallado de perfección abstracta termina.
Camina meticuloso en círculos, respira fiestas revestidas de cofradías impávidas, observa multitudinario, escucha diacrónicamente mocho… vagabundo de 105 mares, macrocéfalo transeúnte, gigasegundo.
… un silencio sin réplica… bramido mental… un silencio… luego otro.
Renovación o sus intentos
Es difícil tratar de concebir el tiempo, asi como tratar de relativarlo en momentos. Octavio Paz se refiere a la unión de todos los momentos, a la percepción de todos los tiempos en uno solo, de todas las vidas en un instante con la palabra AMOR: que se implica como un compuesto indefinible del alma y el cuerpo. A mi me place más el término RENOVACIÓN el hacer los momentos eternos o antónimos de sequedad del alma, donde cada segundo se corona en la memoria, se hacen religión y viven en ese río que en lo superficial siempre es el mismo más en su interior muere y renace por millonésima vez con aquel afán de perfección en ese fin último que es la RENOVACIÓN. Ella, que alimenta la imaginación y la hace verbo en el yo sol... en el yo rostro... yo espejo... yo niño viejo.
Ella, que desarma, que reduce los límites de lo real y marca, en ella misma, el principio del placer en su estado más primitivo, instintivo, no estilizado nos permite reconocer la historia de nuestras acciones en los trazos personales de vida para poder, así, llegar a la conexión sensual a favor de otra persona.
Ella, que busca plasmarse en este mundo, que busca trascender "en otro lugar" a la tierra, se encuentra en el orden de la fascinación y es inquieta como ansiosa al llegar a la culmiación "del amor", de la promesa de vida en la muerte, de la conciencia y del cuerpo. Ya que a fin de cuentas busca lo que une y supera las diferencias.
Ella, que desarma, que reduce los límites de lo real y marca, en ella misma, el principio del placer en su estado más primitivo, instintivo, no estilizado nos permite reconocer la historia de nuestras acciones en los trazos personales de vida para poder, así, llegar a la conexión sensual a favor de otra persona.
Ella, que busca plasmarse en este mundo, que busca trascender "en otro lugar" a la tierra, se encuentra en el orden de la fascinación y es inquieta como ansiosa al llegar a la culmiación "del amor", de la promesa de vida en la muerte, de la conciencia y del cuerpo. Ya que a fin de cuentas busca lo que une y supera las diferencias.
Sigues siendo el más jodido Bukowski
Apago el cigarro y me decido a nunca más prender uno.
Se que no lo volveré a hacer pero dudo que tenga la
voluntad. Las ganas de fumar regresan como la imagen
de la amante perdida. Cierro el laptop, me dirijo a la cocina,
me sirvo un vaso con agua y me asomo por la ventana que
da al patio del vecino con el perro acostumbrado a la
soledad y la pila de periódicos. Que carajos hará ese cabrón?
Regreso la mirada a la puerta que me llevará al comedor
donde el laptop descansa. El laptop descansa, que forma de
poner algo tan tribial... de todos modos es difícil que arranque,
mejor la dejo así. Se que no hay nada en el televisor asi que
sigo parado a un lado de la silla del comedor donde paso tardes
enteras tratando de que prenda el pinche aparatejo ese y
cuando prende me la paso viendo puras pendejadas... que asco
me doy a veces; a veces no, a veces es lo único que atino a
hacer. El laptop no prende... no hay nada en la tele... el pinche
vecino ha de ser narco... el grito del tamal oaxaqueño calentito
me distrae de mis pensamientos...
que chingados hago en la calle????
Se que no lo volveré a hacer pero dudo que tenga la
voluntad. Las ganas de fumar regresan como la imagen
de la amante perdida. Cierro el laptop, me dirijo a la cocina,
me sirvo un vaso con agua y me asomo por la ventana que
da al patio del vecino con el perro acostumbrado a la
soledad y la pila de periódicos. Que carajos hará ese cabrón?
Regreso la mirada a la puerta que me llevará al comedor
donde el laptop descansa. El laptop descansa, que forma de
poner algo tan tribial... de todos modos es difícil que arranque,
mejor la dejo así. Se que no hay nada en el televisor asi que
sigo parado a un lado de la silla del comedor donde paso tardes
enteras tratando de que prenda el pinche aparatejo ese y
cuando prende me la paso viendo puras pendejadas... que asco
me doy a veces; a veces no, a veces es lo único que atino a
hacer. El laptop no prende... no hay nada en la tele... el pinche
vecino ha de ser narco... el grito del tamal oaxaqueño calentito
me distrae de mis pensamientos...
que chingados hago en la calle????
Para la mañana... un café
Cuantas veces no nos hemos encontrados sentados a la orilla de la cama preguntándonos a nosotros mismos que fué eso que nos orillo a perder la horizontal? Así... a punto de entrar en verticalidad cerramos los ojos y nos enjuagamos el último sueño tallándonos los ojos para ver si así perdemos la última imagen, esa que en verdad decía algo... y justo allí con los ojos recargados sobre las palmas de las manos nos vertimos en el acelere del día y nos encontramos con las imágenes que dan vida a aquellas que le siguen al estado homónimo de sobriedad, el sueño; no sin antes tomar un café.
Como Voy a Arrancarte de Mi
Cómo voy a arrancarte de mi
si al hacerlo me arrancaría la vida?
Cómo voy a olvidarte,
si al hacerlo me olvidaré de mi?
Cómo voy a ahogar el dolor de tu auscencia,
si al hacerlo ahogaré tú recuerdo?
y ahogar tú recuerdo
sería arrancarte de mi...
El Silencio del Rio
sin querer habían quedado todos en silencio... no se escuchaban más las risas de los que iban adelante... el aire acariciaba el silencio como quien acaricia la noche en desvelo... nadie giró el rostro a los costados, tenían los ojos puestos en el siguiente obstáculo... el rio rugía al chocar en su camino con las piedras, limándolas con su paso implacable, raudo... casi acelerado... casi violento. Todos se fueron amontonando a un lado del camino para esperar al balsero que los cruzaría pues allá es adelante y aquí, todavía es aquí, pero unos pasos más atras es el pasado, y nadie quería regresar, no sé si por miedo a encontrarse a ellos mismo en el camino al allá o simplemente porque ya habían llegado muy lejos en este camino que llevaba a allá y, o no tenían el dinero sufieciente para regresar o simplemente no querían sufrir los gestos de descepción de la gente que los vió partir con las esperanza de que ellos sí llegaran a ese tan deseado lugar... el allá. Todos guardaban silencio, el balsero tardaría pues no se alcanzaba a divisar a través del oleaje, aveces alto, aveces bajo del río. Todos buscaban, con ojos de niños nuevos, el otro lado, y tal vez por eso cayaban... tal vez no atrevían a decir una palabra pues estaban tan cerca... Alguno simplemente cayó ensimismado, un poco diesmado por la vista de tan imponente caudal. No por nada allá era allá. continuará
Me siento tan ignorante de ti
Quisiera saber que te sorprende;
quisiera saber que te hace reír,
quisiera saber que te hace llorar,
que te hace vulnerable…
quisiera saber que te hace,
que te deshace;
quisiera saber que parte de mi
es la que te asusta;
quisiera saber que te complementa;
quisiera saber que te rompe en pedazos…
¡carajo!
quisiera saber algo
que me siento tan ignorante de ti…
quisiera saber que te hace reír,
quisiera saber que te hace llorar,
que te hace vulnerable…
quisiera saber que te hace,
que te deshace;
quisiera saber que parte de mi
es la que te asusta;
quisiera saber que te complementa;
quisiera saber que te rompe en pedazos…
¡carajo!
quisiera saber algo
que me siento tan ignorante de ti…
Para echarte de menos
Voy a llenar páginas
odiándote,
voy a escribirte
hasta que la pluma sangre…
te voy a echar de menos
cuando no pueda escribir más
cuando no pueda hacerte imagen.
odiándote,
voy a escribirte
hasta que la pluma sangre…
te voy a echar de menos
cuando no pueda escribir más
cuando no pueda hacerte imagen.
Locura Mía Creatura Mía
Siento que la locura se apodera de mi con lento y tortuoso andar, me aprisiona como aquella imagen de una mujer atravesada por el pecho con una daga. pensar en la nada que me preexistía me intranquiliza pues sé que no la poseo más. Los espacios públicos, llenos de caras fétidas e indeciblemente estúpidas, me llenan de terror y me encorvo en los rostros de mi rostro. En alas de mariposas encuentro caras con cerebros perforados por pequeños alfileres, diminutos cmo su paraplegía.
Termino por mofarme de mis lágrimas y agraderlas con el tiempo. Retraer la extención de mis brazos me resulta familiar o penosamente cómodo... los límites de mi espacio se reducen con paranoia y brutal coherencia. Los detalles del placer se funden con los pensamientos sádicos al rasgarme la piel con las llagas de presentes fortuitos al teñir mi piel con los colores que restan del día.
El racismo de mi ser confunde a los judios con los negros en mi cara sucia y desfigurada, pues en ella veo la lujuria incrustada en las difíciles rocas de mi frente. He dibujado, en templos, los ojos de un joven suicida, de mujeres desnudas arrastradas por la tormenta como bandada de pájaros. Río y grito de dolor al encontrar mi reflejo en los cristales que han cubierto las paredes de mi habitación, cuando despierto por la noche a la mitad de un oprimente sueño. En estos días he vivido la frenética tensión como un viejo dios barbudo, poderoso y estúpido. Al fondo del bosque, al borde del cáos, la muerte... un horrible fantasma borda mis sienes hundidas. Así la blasfemia y autoglorificación, una especie de delirio religioso, deforma mi cuerpo con exageraciones de rasgos negroides y la desnaturaliza en atávicos animales.
Eternamente predispuesto a morir, ancestral, minado, aislado, sin ambiciones, bestia y sabio, lleno de angustia ante la muerte, coloco el autorretrato en la pared norte. Mis recuerdos se han vuelto lejanos, más profundos, más viejos, prehumanos, vegetales, rostros melancólicos que ríen con disimulo; la puerta se cierra estrepitozamente detras de mi y las botellas en mi armario están vacías, como el descanzo trémulo de mis muslos en los aterrorizados de mi amante, tal orínica visión del pasado. En todos los casos, los rostros duermen dentro de otros rostros con ardores y labios de sedientos, perseguidos, dolientes, buscones, libertinos, en cabezas mayésticas y brutales en las que se sacrifican doncellas. El abarrotamiento de mis ojos ramas que semejan manos, lucho desesperado por librarme de la objetividad alegorizando aterradoras o conmovedoras confesiones gigantescas; entre ellas, las más encarnizadas con "el enemigo". El musgo sigue creciendo en mi craneo en lo que me entusiasmo con cualquier perdición.
Soy un hombre decadente, moribundo en nuestros tiempos. Torcidos mis viejos dientes, camino por los rasguños que atraviezan la putrefacta piel; fatigado, marchito, busco en los descompuestos hombros expresiones de ojos atravesados por alfileres o atormentados por párpados. Seco, lleno de odio descubro después de mi muerte extrañas hojas que desgarran en irritables cuentos narices con garfios. Irrisoriamente el templo de mi vida se encuentra edificado en la persecución de un prisionero por su cuarto, condenado a la putrefacción.
Regreso con fuerza a la eternidad, a la sollozante caducidad de mi naturaleza; la preocupación, salvaje por la añoranza , sin miramientos, se aparta, frenética, de la coronación monomaniaca. La posibilidad de observar la corteza de la patria permiten que introduzca en ella mi cabello como follaje y entone un concierto de cavidades. por terminar dos
Termino por mofarme de mis lágrimas y agraderlas con el tiempo. Retraer la extención de mis brazos me resulta familiar o penosamente cómodo... los límites de mi espacio se reducen con paranoia y brutal coherencia. Los detalles del placer se funden con los pensamientos sádicos al rasgarme la piel con las llagas de presentes fortuitos al teñir mi piel con los colores que restan del día.
El racismo de mi ser confunde a los judios con los negros en mi cara sucia y desfigurada, pues en ella veo la lujuria incrustada en las difíciles rocas de mi frente. He dibujado, en templos, los ojos de un joven suicida, de mujeres desnudas arrastradas por la tormenta como bandada de pájaros. Río y grito de dolor al encontrar mi reflejo en los cristales que han cubierto las paredes de mi habitación, cuando despierto por la noche a la mitad de un oprimente sueño. En estos días he vivido la frenética tensión como un viejo dios barbudo, poderoso y estúpido. Al fondo del bosque, al borde del cáos, la muerte... un horrible fantasma borda mis sienes hundidas. Así la blasfemia y autoglorificación, una especie de delirio religioso, deforma mi cuerpo con exageraciones de rasgos negroides y la desnaturaliza en atávicos animales.
Eternamente predispuesto a morir, ancestral, minado, aislado, sin ambiciones, bestia y sabio, lleno de angustia ante la muerte, coloco el autorretrato en la pared norte. Mis recuerdos se han vuelto lejanos, más profundos, más viejos, prehumanos, vegetales, rostros melancólicos que ríen con disimulo; la puerta se cierra estrepitozamente detras de mi y las botellas en mi armario están vacías, como el descanzo trémulo de mis muslos en los aterrorizados de mi amante, tal orínica visión del pasado. En todos los casos, los rostros duermen dentro de otros rostros con ardores y labios de sedientos, perseguidos, dolientes, buscones, libertinos, en cabezas mayésticas y brutales en las que se sacrifican doncellas. El abarrotamiento de mis ojos ramas que semejan manos, lucho desesperado por librarme de la objetividad alegorizando aterradoras o conmovedoras confesiones gigantescas; entre ellas, las más encarnizadas con "el enemigo". El musgo sigue creciendo en mi craneo en lo que me entusiasmo con cualquier perdición.
Soy un hombre decadente, moribundo en nuestros tiempos. Torcidos mis viejos dientes, camino por los rasguños que atraviezan la putrefacta piel; fatigado, marchito, busco en los descompuestos hombros expresiones de ojos atravesados por alfileres o atormentados por párpados. Seco, lleno de odio descubro después de mi muerte extrañas hojas que desgarran en irritables cuentos narices con garfios. Irrisoriamente el templo de mi vida se encuentra edificado en la persecución de un prisionero por su cuarto, condenado a la putrefacción.
Regreso con fuerza a la eternidad, a la sollozante caducidad de mi naturaleza; la preocupación, salvaje por la añoranza , sin miramientos, se aparta, frenética, de la coronación monomaniaca. La posibilidad de observar la corteza de la patria permiten que introduzca en ella mi cabello como follaje y entone un concierto de cavidades. por terminar dos
la esquina rota de mi celda
La esquina rota de mi celda
donde guardo tu recuerdo...
...el monstruo de tu sinpresencia
...el vaso roto de tu auscencia
...el silencio de ti
...tu silencio...
me regresa a ti,
imagen de mi en soledad
eco de tu auscencia
no risa de ti
...tu silencio...
La esquina rota de mi celda
donde mi vista posa en desvelo...
...guarida gigante deshabitada
...restos de vida robada
...historia sin terminar
...auscencia de ti
...tu silencio...
...nota en ReDo de un desaucio
...raíz de árbol quemado
...grito de algún lastimado...
me regresa a mi
a mi soledad
a mi auscencia de ti
...a tu silencio...
La esquina rota de mi celda
estrella herrante
sinfonía diáfana anhelante
craso ejemplo de tu auscencia...
...no contacto de ti...
...tu silencio...
frenética huida
ruido violento de una auscencia...
...no olvido de ti
ni tu silencio...
donde guardo tu recuerdo...
...el monstruo de tu sinpresencia
...el vaso roto de tu auscencia
...el silencio de ti
...tu silencio...
me regresa a ti,
imagen de mi en soledad
eco de tu auscencia
no risa de ti
...tu silencio...
La esquina rota de mi celda
donde mi vista posa en desvelo...
...guarida gigante deshabitada
...restos de vida robada
...historia sin terminar
...auscencia de ti
...tu silencio...
...nota en ReDo de un desaucio
...raíz de árbol quemado
...grito de algún lastimado...
me regresa a mi
a mi soledad
a mi auscencia de ti
...a tu silencio...
La esquina rota de mi celda
estrella herrante
sinfonía diáfana anhelante
craso ejemplo de tu auscencia...
...no contacto de ti...
...tu silencio...
frenética huida
ruido violento de una auscencia...
...no olvido de ti
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