Rey Abanico

… un silencio… luego otro… rumor de sinfonía diáfana que viene y va, y se vuelve a ir apenas acaricia y espumea de gozo, decoro saludo, alborozo.



Las colinas se forman con el aire y con el mismo capricho desaparecen. Eterno se viste de piedrafondo tenue verdeazul constante. Como boca resuena reprimido sonido. Pantomima plática, enramada en sinsentidos por necesidad.



Estrellados sus movimientos veintidicitemales como hipotenusas locas, remonta a memorias fosforescentes llenas de risas forsforeas y lágrimas trepidatorias. Todos los días se levanta como arena triunfante y pone manos a la obra en aquel incesante trabajo creacional de redondas formas y vicitud tallado de perfección abstracta termina.



Camina meticuloso en círculos, respira fiestas revestidas de cofradías impávidas, observa multitudinario, escucha diacrónicamente mocho… vagabundo de 105 mares, macrocéfalo transeúnte, gigasegundo.



… un silencio sin réplica… bramido mental… un silencio… luego otro.

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